Quinta Carta de la Presidencia
12 de agosto de 2025
Estimadas amigas, estimados amigos,
En esta quinta carta a la comunidad internacional, la presidencia de la COP30 recuerda el espíritu fundador de las Naciones Unidas: somos una comunidad de pueblos antes de ser una comunidad de naciones. En esta carta, invitamos a la comunidad internacional a recordar que la acción climática no es solo un desafío científico o técnico, sino, sobre todo, un desafío humano.
Esta es una carta para las personas, para las experiencias vividas, a la acción y al liderazgo de quienes están en primera línea del cambio climático, especialmente aquellos en situaciones de vulnerabilidad. No son víctimas pasivas del cambio climático, sino líderes vivos del cuidado, la resiliencia y la regeneración. Su papel como guardianes de la tierra, la cultura, el conocimiento y la solidaridad no es un legado del pasado, sino un ejemplo de formas de relación más armoniosas con la naturaleza como modelo para un futuro común.
Para todas aquellas personas históricamente marginadas, desplazadas o silenciadas, la COP30 debe ser el momento de inflexión para que sean reconocidas tanto como actores esenciales como titulares de derechos en la respuesta climática global.
Un nuevo llamado: la acción climática comienza y termina con las personas
La presidencia de la COP30 hace un llamado a la comunidad internacional para honrar nuestra memoria. Somos los pueblos de las Naciones Unidas, resueltos a salvar a las generaciones futuras del flagelo de los riesgos emergentes. Sabemos, en lo más profundo de nuestras almas y a través de nuestras instituciones, que pertenecemos unos a otros. Encontramos sentido en honrar a nuestros antepasados y en salvaguardar el futuro de nuestros hijos. Hallamos propósito en unir nuestras fuerzas y combinar nuestros esfuerzos en pro de la protección, la justicia y la prosperidad compartidas.
Somos personas en familias, ciudades y países. Somos personas en los negocios, mercados y finanzas. Somos personas de la naturaleza, de ecosistemas y del planeta. En un clima en transformación, las experiencias humanas de pérdida y de convivencia no son abstractas. Son geográficas, corpóreas, sagradas. Se transforman en memorias, luto y coraje. Honrémoslas en la COP30.
Durante demasiado tiempo, la acción climática se ha enmarcado como una cuestión tecnológica, de métricas y cronogramas. Pero, en su esencia, es una historia sobre quiénes somos, qué recordamos, cómo cuidamos y qué queremos preservar y crear. Necesitamos rescatar la acción climática como un acto humano, como un acto de profunda responsabilidad, reciprocidad y solidaridad.
A medida que el cambio climático emerge como una crisis global, los lazos humanos a nivel local también emergen como nuestro recurso más poderoso. Ahora es el momento de enfrentar el calentamiento global poniendo a las personas en el centro de nuestra respuesta. Ahora es el momento de demostrar humanidad, individual y colectivamente.
En última instancia, la crisis climática implica dar urgencia a las necesidades y esperanzas de las personas. La mitigación, la adaptación, el financiamiento, la tecnología y la capacitación implican, ante todo, enfrentar las desigualdades estructurales, acabar con el hambre y combatir la pobreza, promoviendo el desarrollo sostenible, los derechos humanos y la igualdad, incluidas la racial y la de género. La lucha climática es sobre la calidad de vida, la integridad física, la salud, la propiedad, la vivienda, la libertad, el agua, la comida, el trabajo, la seguridad social, la cultura y la educación. Es sobre la familia, la parentalidad y la vecindad.
Es hora de recordar que la justicia climática comienza con las personas. Que el territorio no es solo tierra, sino memoria, identidad, gobernanza y futuro. Que la ancestralidad no es pasado, sino una inteligencia que orienta. Que el conocimiento ancestral es vital para la supervivencia y el florecimiento de la humanidad. Que la memoria es infraestructura y que contar historias es una forma de acción climática, capaz de conectar generaciones, construir pertenencia y restaurar la confianza. Que el cuidado es una modalidad de poder, que debe ser integrada en la forma en que planificamos, financiamos, gobernamos y nos adaptamos.
A medida que los efectos adversos del cambio climático afectan cada vez más a individuos y comunidades en todo el mundo, sabemos que los impactos se sienten de manera más aguda por aquellos ya en situación de vulnerabilidad, ya sea por factores geográficos, pobreza, género, edad, raza, etnia, pertenencia a pueblos indígenas o a minorías, nacionalidad u origen social, nacimiento o discapacidad.
Y, aunque la crisis climática ha impactado de forma desproporcionada a los menos responsables del problema, estas personas demuestran un liderazgo excepcional:
- Las mujeres y niñas están perseverando en la cohesión social, sosteniendo el tejido de la resiliencia comunitaria y llevando el pensamiento socioeconómico a un nuevo paradigma de sostenibilidad.
- Los jóvenes y niños nos están recordando que el tiempo no es abstracto; es urgente, vivido y les pertenece.
- Los pueblos indígenas protegen gran parte de la biodiversidad mundial; su protección del territorio va mucho más allá de la conservación, es cosmología, conocimiento, memoria, gobernanza y supervivencia.
- Las comunidades tradicionales, rurales y costeras llevan la sabiduría ancestral de la tierra, las aguas y los mares, transmitida por manos callosas y melodías susurradas.
- Grupos distintos, como los afrodescendientes, transforman territorios en faros de creación colectiva, afirmación cultural y resistencia.
- Las comunidades en las periferias de las ciudades combinan la oralidad y la movilización con tecnologías digitales, redefiniendo la vida urbana, impulsando la riqueza cultural e innovando en la planificación, preparación y regeneración territorial.
- Las personas mayores, las minorías étnicas, los migrantes, las personas con discapacidad y en situación de pobreza han creado modelos de cuidado mutuo e inclusión radical que las políticas climáticas aún necesitan comprender plenamente.
Las personas, y las mujeres en especial, que resisten, enfrentan y superan la superposición de desigualdades nos enseñan a convertir la injusticia en una energía poderosa para la resiliencia y la transformación, en ejemplos inspiradores de respuesta climática: acción, en lugar de reacción. Un liderazgo similar es ejercido diariamente por los trabajadores más expuestos a los impactos del cambio climático en la salud, actuando en áreas como la agricultura, la construcción, la manufactura, el transporte y la seguridad pública, especialmente aquellos que trabajan al aire libre, en ambientes internos sobrecalentados o en la primera línea de respuestas a emergencias.
Más que limitadas por su vulnerabilidad, estas personas son maestras en vitalidad, sabiduría y creatividad. No son solo periféricas por su geografía, sino que son protagonistas en la primera línea de la mitigación, la adaptación y el intercambio de recursos. Son agentes del cambio, portadoras de perspectivas y soluciones únicas.
La presidencia de la COP30 se inclina humildemente ante todas las personas que lideran con el ejemplo. Los reconocemos no porque ustedes necesiten reconocimiento, sino porque necesitamos de su coraje para superar nuestro miedo a la pérdida, al cambio y a la falta de control. Necesitamos de su coraje para enseñarnos que el liderazgo genuino no proviene de la autoridad, sino del cuidado y del afecto.
La presidencia de la COP30 lanza un nuevo llamado: hagamos que la acción climática comience y termine con las personas.
Traer la COP30 al corazón de la Amazonia significa dar espacio a los vulnerables y periféricos como líderes genuinos, que toman decisiones valientes todos los días y que ahora deben ocupar el centro de la toma de decisiones global.
Trayendo a las personas al centro de la COP30
A medida que centramos nuestra respuesta climática en las personas, invitamos a la comunidad internacional a unir esfuerzos con la presidencia brasileña para traer a las personas al centro de la COP30, por medio de acciones concretas e impactos positivos medibles en sus cuatro frentes de acción: Movilización Global, Agenda de Acción, negociaciones formales de la UNFCCC y la Cumbre de Líderes.
Movilización global: La presidencia de la COP30 ha aprendido mucho de nuestros Enviados Especiales, con la Campeona Climática de la Juventud de la presidencia y con el Círculo de los Pueblos, que han sido aliados inestimables para conectar la COP con las realidades de las personas. Poner a las personas en el centro de la acción climática y recuperar nuestro sentido de agencia representan el espíritu del Mutirão Global, en torno al cual invitamos a la comunidad internacional a unirse en mis primera y segunda cartas.
Negociaciones formales de la UNFCCC: Las personas están en el centro de las negociaciones formales a las que nos referimos en nuestra tercera carta, incluyendo los indicadores del Objetivo Global de Adaptación (GGA) en el marco del Programa de Trabajo Emiratos-Belém, el Diálogo de los Emiratos sobre la implementación de los resultados del Balance Global (GST) y el Programa de Trabajo para la Transición Justa de los EAU (JTWP), además de nuestro trabajo conjunto en temas como el nuevo Plan de Acción de Género, la Plataforma de las Comunidades Locales y los Pueblos Indígenas (LCIPP) y pérdidas y daños.
Agenda de Acción: Desde la promoción del desarrollo humano y social hasta la construcción de resiliencia en ciudades y la movilización de catalizadores y aceleradores, como el financiamiento y la tecnología, cada uno de los seis ejes de la Agenda de Acción que revelamos en nuestra cuarta carta ofrece caminos para implementar el cuidado, la dignidad y el liderazgo que honramos en esta quinta carta. Al alinear realidades centradas en las personas con la implementación del GST en la Agenda de Acción, reforzamos la legitimidad y la responsabilidad de nuestros esfuerzos climáticos, transformando memoria en métricas y solidaridad en transformación de sistemas. Contemporánea a la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, la Agenda de Acción ofrece además una oportunidad única para que la COP30 apoye los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) con soluciones climáticas que promuevan la justicia climática, combatan el hambre y la pobreza y aborden las desigualdades estructurales, incluidas las de género, raza y condiciones socioeconómicas.
Cumbre de Líderes: En la Cumbre de Líderes de la COP30, a la que nos referiremos en una carta futura, invitaremos a los líderes a unirse en torno a un debate parlamentario genuino para encontrar soluciones concretas que conecten el régimen climático con la vida real y el día a día de las personas.
El momento crítico en que vivimos exige que respondamos con coraje. A medida que fortalecemos el multilateralismo y aceleramos la implementación del Acuerdo de París, las personas deben ser el propósito detrás de cada Contribución Determinada a Nivel Nacional (NDC), Plan Nacional de Adaptación (NAP) e Informe Bienal de Transparencia (BTR). Las personas deben ser el propósito detrás del financiamiento climático y del comercio. Las personas deben ser el propósito detrás de las agendas de la naturaleza y de la transición energética global. La presidencia de la COP30 está determinada a hacer todo a su alcance para impulsar la unidad y la cooperación en torno a las prioridades de la COP30 en pro del multilateralismo, las personas y la implementación acelerada.
Para proteger a las personas en un contexto en que la urgencia climática interactúa con desafíos geopolíticos y socioeconómicos agravados, la presidencia de la COP30 espera que sigamos guiados por tres prioridades interconectadas: (1) Reforzar el multilateralismo y el régimen climático bajo la UNFCCC, (2) Conectar el régimen climático con la vida real de las personas, y (3) Acelerar la implementación del Acuerdo de París, estimulando acciones y ajustes estructurales en todas las instituciones que puedan contribuir a este objetivo.
Un llamado renovado: cambiar por elección, Juntos
La presidencia de la COP30 lanza un llamado renovado a la comunidad internacional: vamos a cambiar por elección, juntos. No permitamos que el miedo y los impactos del cambio climático sean los que pasen a definir las elecciones de las personas.
Más allá del dolor y del sufrimiento, el desafío climático ofrece una oportunidad de evolución. Superar el cambio climático puede ser el proceso de transición de un modelo fragmentado de extracción, dominación y territorialismo a un modelo integrador de simbiosis, pertenencia mutua y lazos humanos más fuertes.
Como toda transición, la transición climática implica cambio y pérdida en dirección a una ganancia mayor. Como seres simbólicos, nosotros, los humanos, necesitamos de rituales para procesar el luto por lo que dejamos atrás, al mismo tiempo que acogemos lo nuevo.
La presidencia de la COP30 invita a la comunidad internacional a hacer de Belém un ritual de paso para marcar y celebrar con sobriedad nuestra transición a un futuro más prometedor y próspero. Primero, un ritual en el que nos permitamos el luto por la pérdida de aquellos que nos dejaron a causa de eventos climáticos extremos, de las inundaciones en Brasil y en la India a las olas de calor en España y en Japón. Junto a pérdidas y daños, podemos usar la COP30 para procesar colectivamente el luto por un modelo de desarrollo que prometió prosperidad en el pasado, pero que ya no ofrece esperanza para el futuro.
Segundo, como ritual de paso para honrar la memoria, la COP30 puede ser un momento para salvaguardar nuestra esencia humana, lo esencial que debe ser preservado a medida que nos metamorfoseamos hacia lo nuevo. Nuestra esencia reside en valores humanos innegociables: empatía, compasión y solidaridad.
Tercero, al recordar quiénes somos esencialmente y lo que valoramos, la COP30 puede ofrecer una plataforma para construir juntos, desde ahora, el futuro que queremos. La movilización global de la COP30, la Cumbre de Líderes, el proceso formal de negociación y la Agenda de Acción son todas hojas en blanco para la creación conjunta y arenas para la colaboración.
En la memoria, la resistencia y la imaginación, que la COP30 sea el encuentro donde la autoridad formal camine lado a lado del liderazgo genuino. Donde nosotros, los pueblos de la Tierra, podamos encontrarnos para recordar lo que significa pertenecer al planeta y unos a otros. En el cual la acción climática no se resuma solo a las instituciones, sino que comience y termine con las personas. Avancemos decididamente para cambiar por elección, juntos.
André Aranha Corrêa do Lago
Presidente designado de la COP30
Versión en español: Trad. Kaique Ortiz.
Revisión: Enrique Villamil.