Novena Carta de la Presidencia
8 de noviembre de 2025
El objetivo último de la presente Convención y de todo instrumento jurídico conexo que adopte la Conferencia de las Partes, es lograr, de conformidad con las disposiciones pertinentes de la Convención, la estabilización de las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera a un nivel que impida interferencias antropógenicas peligrosas en el sistema climático. Ese nivel debería lograrse en un plazo suficiente para permitir que los ecosistemas se adapten naturalmente al cambio climático, asegurar que la producción de alimentos no se vea amenazada y permitir que el desarrollo económico prosiga de manera sostenible.
Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, artículo 2
Estimados amigas, estimados amigos:
En continuidad con nuestro Mutirão Global contra el cambio climático, la presidencia brasileña de la 30.ª Sesión de la Conferencia de las Partes (COP30) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) presenta su novena carta a la comunidad internacional. En esta carta se aborda el desafío decisivo de mantener vivo el objetivo de 1,5 °C y se responde a la urgencia climática acelerando la implementación y fortaleciendo la cooperación internacional.
Invito a la comunidad internacional a encarar la realidad que nos aguarda en Belén. La COP30 supone un punto de inflexión para alcanzar el objetivo último de la Convención, el mismo propósito que inspira el Protocolo de Kioto y el Acuerdo de París. Debemos elegir entre permitir que la inercia nos lleve al colapso o unirnos con valentía y cooperación para llevar al mundo hacia el progreso.
El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) advierte que los riesgos derivados del cambio climático van mucho más allá del aumento de la frecuencia e intensidad de los fenómenos meteorológicos extremos. Con cada incremento del calentamiento global, aumenta la probabilidad de que se produzcan cambios abruptos e irreversibles en el sistema climático, incluidos los que se desencadenan al alcanzar puntos críticos de inflexión. Estas transformaciones pueden comprometer la resiliencia de los sistemas sociales, económicos y políticos, con consecuencias devastadoras. En pocas palabras, si se desequilibran los sistemas vitales de la Tierra, se puede precipitar un colapso sistémico de las economías, las sociedades y las instituciones.
Al borde de los puntos de inflexión: la Ciencia se une a nuestro Mutirão Global
Presentado durante la Pre-COP30 (Brasilia, octubre), el Informe 2025 sobre Puntos de Inflexión Global confirmó que el mundo ha entrado en una nueva realidad. El calentamiento global avanza hacia un aumento de más de 1,5 °C, lo que empuja a la humanidad hacia una zona de peligro en la que múltiples puntos de inflexión pueden desencadenar transformaciones en cadena que se refuerzan mutuamente. A medida que un sistema desestabiliza a otro, el equilibrio en el que se sustenta la vida humana comienza a desmoronarse.
Los puntos de inflexión representan, por lo tanto, una peligrosa interferencia antropogénica en el sistema climático, precisamente lo que la CMNUCC y el Acuerdo de París pretenden evitar. La ciencia advierte que es esencial minimizar el exceso por encima de 1,5 °C para evitar efectos en cadena, pero el tiempo de actuación se está agotando rápidamente. Cada fracción de grado y cada año por encima del límite de 1,5 °C marca la diferencia.
La misma ciencia que nos alerta sobre los riesgos también nos muestra caminos hacia la esperanza. Demuestra que es posible activar puntos de inflexión positivos, umbrales en los que los cambios tecnológicos, comportamentales y sociales se aceleran hacia un desarrollo con bajas emisiones de carbono y resiliente. La rápida disminución de los costos de las energías renovables ya está generando procesos de retroalimentación positiva que impulsan transformaciones más rápidas que las logradas por las políticas públicas de forma aislada. Al conectar estas dinámicas mediante la cooperación y la acción colectiva, la humanidad puede transformar la crisis en regeneración. Entre las principales palancas identificadas en el Informe sobre Puntos de Inflexión Globales se encuentran la infraestructura pública digital, el financiamiento accesible para los países en desarrollo, la regeneración de la naturaleza, los instrumentos de política pública que orientan la transición energética y las transiciones gestionadas por las comunidades para hacer frente al hambre, la pobreza y la desigualdad.
Los puntos de inflexión positivos ya están generando efectos en cadena en diferentes sectores y regiones. Aunque la ventana de oportunidad se está reduciendo, aún es posible mantener vivo el objetivo de 1,5 °C, siempre y cuando la cooperación internacional se oriente a catalizar círculos virtuosos de transformación acelerada. Ahora es el momento de transformar el riesgo de los puntos de inflexión planetarios en una oportunidad para lograr un cambio global.
De las brechas a las palancas: acelerando la implementación, la solidaridad y la cooperación
Las rutas hacia Belén siguen enfrentando grandes brechas en la acción y la ambición climática global. El Informe de Síntesis de las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC, por sus siglas en inglés), publicado por el Secretariado de la CMNUCC, junto con el Informe sobre la Brecha de Adaptación de 2025 y el Informe sobre la Brecha de Emisiones de 2025, ambos del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), revelan un panorama preocupante.
Aun así, a pesar de los crecientes desafíos, la transición climática global ya se afianza como una tendencia irreversible y un motor esencial del desarrollo sostenible, lo que demuestra que el Acuerdo de París está funcionando. La tarea que tenemos por delante consiste en acelerar la implementación para mantener el objetivo de 1,5 °C al alcance y, al mismo tiempo, construir resiliencia frente a los crecientes impactos y compartir los beneficios de esta transformación de manera justa y equitativa entre los países y dentro de ellos.
Expreso mi reconocimiento a los países que han presentado nuevas NDC en respuesta al primer Balance Global (GST, por sus siglas en inglés) y exhorto a los demás a que lo hagan antes de la COP30.
En conjunto, las nuevas NDC apuntan a una reducción sin precedentes de las emisiones para 2035. Gracias a la cooperación internacional y a los esfuerzos nacionales, la humanidad está reduciendo por primera vez en la historia la trayectoria de las emisiones. Sin embargo, aún no avanzamos lo suficientemente rápido.
Estamos avanzando en la dirección correcta, pero ahora nos enfrentamos a una verdad innegable: necesitamos aumentar la velocidad.
Estos resultados refuerzan la urgencia de transformar las brechas en palancas de progreso. El desafío no solo consiste en identificar lo que falta, sino también en movilizar lo que impulsa: convertir los déficits de ambición, financiamiento y tecnología en fuerzas de aceleración.
La acción climática ya no puede limitarse a una agenda lineal de descarbonización. Debe impulsarse mediante el desarrollo sostenible en todas sus dimensiones—social, económica y medioambiental— hacia una transformación no lineal, exponencial en velocidad y escala. Este enfoque multidimensional constituye la base de las tres prioridades interrelacionadas que ha definido la presidencia de la COP30: 1) reforzar el multilateralismo y el régimen climático en el marco de la CMNUCC; 2) conectar el régimen climático con la vida real de las personas y la economía real; y 3) acelerar la implementación del Acuerdo de París.
En la COP30, debemos mantener vivo el objetivo de 1,5 °C. Para lograrlo, debemos movilizar las cinco dimensiones de la acción climática —mitigación, adaptación, financiamiento, tecnología y capacitación— guiados por la Cruz del Sur, que será nuestra brújula de cooperación y equidad. Que las estrellas se alineen en Belén. Que los hemisferios se encuentren en el camino hacia la transformación. Norte y Sur, Este y Oeste: una sola humanidad, un solo planeta.
De soluciones ilusorias a un ecosistema de soluciones
La COP30 no ofrecerá una respuesta única a las brechas de implementación y ambición del mundo, porque ninguna respuesta aislada puede abordar la magnitud y la diversidad de este desafío. En cambio, Belém reunirá un conjunto de respuestas entrelazadas en las negociaciones, la Agenda de Acción, la Cumbre de Líderes y una movilización global, todas ellas orientadas a acelerar la implementación y fortalecer la cooperación internacional.
La implementación acelerada debe convertirse en nuestro nuevo parámetro de ambición ante la urgencia climática. Hacemos un llamamiento a todos los agentes implicados para que trabajen juntos con el fin de ampliar y acelerar significativamente la acción climática en todo el mundo y en todos los sectores, niveles y ámbitos de actuación, como parte de una movilización global contra el cambio climático.
En la COP30, debemos materializar nuestra respuesta colectiva a la urgencia climática mediante la implementación acelerada, la solidaridad y la cooperación internacional. Estas acciones nos proporcionarán la confianza, los recursos y la capacidad necesarios para establecer metas aún más ambiciosas. El financiamiento, la tecnología y el fortalecimiento de capacidades deben evolucionar de instrumentos de negociación a palancas de transformación que permitan a los países en desarrollo avanzar con mayor rapidez y alcance. Desde la movilización del financiamiento climático hasta la integración de la agenda climática en el sistema financiero, debemos avanzar simultáneamente en la provisión de recursos y en la alineación de los flujos financieros para conseguir un desarrollo con bajas emisiones y resiliente al clima. Junto con la presidencia de la COP29, la Presidencia de la COP30 espera que la "Hoja de Ruta de Bakú a Belém para 1,3 T" sirva tanto como un camino para liberar ese potencial como para crear un puente entre la ambición climática y el cambio sistémico en nuestra arquitectura financiera internacional.
En mi sexta carta, del 19 de agosto, lancé las Consultas de la presidencia de la COP30, anticipando debates que, de otro modo, se habrían limitado a las dos semanas de la Conferencia. Dichas consultas incluyeron reuniones virtuales y encuentros presenciales al margen de la 80.ª Asamblea General de las Naciones Unidas (Nueva York, septiembre) y de la Pre-COP30. Me sentí honrado e inspirado por lo que escuché. De todas las Partes, escuché un compromiso inquebrantable con el multilateralismo, con el Acuerdo de París y con la obtención de resultados exitosos en la COP30, que permitan enviar un fuerte mensaje de unidad con motivo del décimo aniversario de dicho acuerdo. Todos reconocemos que la transición climática es la tendencia de nuestro tiempo, como señaló el presidente de China, Xi Jinping. Hay mucho más que nos une que lo que nos separa.
También escuché que las Partes están decididas a abordar las brechas en la implementación y la ambición en la COP30, acelerando la implementación y fortaleciendo la cooperación internacional, en particular en los medios de implementación, como parte de los esfuerzos continuos para limitar el aumento de la temperatura global a 1,5 °C, teniendo en cuenta las diferentes circunstancias nacionales, trayectorias y enfoques, así como las disposiciones legales, los principios y los objetivos a largo plazo del Acuerdo de París.
También he escuchado a las Partes expresar su orgullo por la arquitectura del Acuerdo de París que hemos construido juntos. Invito a los países a acudir a la COP30 con la cabeza bien alta, ya que los avances y el legado institucional logrados desde la adopción del Acuerdo de París en la COP21 (París, 2015) son un logro monumental. Con la finalización del Libro de Reglas de París en la COP29 (Bakú, 2024), la COP30 será la primera conferencia en la que el ciclo de políticas del Acuerdo de París estará plenamente operativo. Las NDC, los NAP y los GST periódicos, así como la Estructura de Transparencia Mejorada (ETF), que incluye el primer ciclo de Informes Bienales de Transparencia (BTR) y la Consideración Multilateral Facilitadora del Progreso (FMCP, por sus siglas en inglés), no son meros procesos burocráticos, sino una prueba innegable de la complejidad institucional del multilateralismo climático. Más allá de la CMNUCC, este ciclo de políticas sirve de señal y guía para que los actores e instituciones se alineen con las decisiones multilaterales y los repositorios de recursos.
Hago un llamamiento a todas las Partes para que conviertan nuestro trabajo dentro de la agenda de negociaciones en un verdadero Mutirão, capaz de transformar el ciclo de políticas del Acuerdo de París desde su diseño hasta su aplicación. La COP30 puede suponer la madurez del régimen climático: el paso de la negociación a la implementación coordinada, basada en la equidad, la ciencia y la cooperación.
Una Agenda de Acción Acelerada
Conectando la ambición y la implementación en seis ejes—desde los bosques, los océanos y los sistemas alimentarios hasta la energía, el transporte, las ciudades, las finanzas, el empleo y la tecnología—, la Agenda de Acción se concibió como una plataforma para canalizar la cooperación y la coordinación globales en torno a puntos de inflexión positivos, guiada por el resultado del primer Balance Global (GST), acordado en la COP28.
Más que un repositorio de instrumentos, el granero de soluciones se convierte ahora en un integrador de soluciones. Combinadas, las soluciones existentes y emergentes pueden llegar a ser más que la suma de sus partes. Al tiempo que fortalecen la transparencia de las iniciativas lanzadas en COP anteriores, los planes de aceleración de la transición funcionarán como planes de acción para puntos de
inflexión positivos, conectando iniciativas entre sectores y regiones, de modo que se refuercen y multipliquen las transformaciones, en lugar de competir por la visibilidad.
A través de este enfoque en red, la COP30 encarnará la transición de la gobernanza por negociación a la gobernanza por activación, donde las decisiones se traducen en implementación y los compromisos evolucionan en colaboración. La Agenda de Acción funcionará como un ecosistema vivo de implementación, conectando actores, recursos, mecanismos y procesos con soluciones concretas.
A lo largo de los días temáticos de la Agenda de Acción, la presidencia de la COP30, en colaboración con diversos agentes, anunciará iniciativas emblemáticas destinadas a responder a la urgencia climática mediante la aceleración de la implementación y el refuerzo de la cooperación internacional. La reducción del metano y la restauración de bosques y ecosistemas representan medidas de acción rápida y de gran impacto. Son capaces de actuar como frenos de emergencia accionados por la humanidad, desacelerando el calentamiento global en la década crítica que tenemos por delante, manteniendo 1,5 °C a nuestro alcance y protegiendo a los más vulnerables en todo el mundo.
La COP30 también representa una oportunidad histórica para unir las transiciones digital y climática en una única transformación planetaria. Las tecnologías digitales pueden ofrecer la velocidad y la escala necesarias para acelerar el desarrollo con bajas emisiones de carbono y resistente al clima en todo el mundo. La presidencia de la India del G20 en 2023 ha demostrado que una Infraestructura Pública Digital (DPI, por sus siglas en inglés) bien diseñada, ampliada por la inteligencia artificial, puede hacer posible el uso de datos para acelerar el progreso hacia los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) a través de una transformación digital inclusiva. En solo unos años, el ecosistema de pagos digitales PIX, en Brasil, ha transformado profundamente la economía y la sociedad brasileñas, impulsando la inclusión financiera, el espíritu emprendedor y la prosperidad de empresas y ciudadanos. En la lucha contra el cambio climático, las aplicaciones de la DPI pueden abarcar desde el intercambio de datos en tiempo real para alertas tempranas y respuesta a desastres, hasta la generación de ingresos para pequeños agricultores que reciben pagos por prácticas agrícolas sostenibles, y para familias que comercializan la energía que producen a través de sistemas descentralizados. El acceso abierto a los datos y la interoperabilidad pueden permitirnos crear una red sin precedentes de inteligencia planetaria, capaz de acelerar la implementación y conectarla con las personas.
Aprovechando la transparencia radical, la modularidad, la escala y la velocidad que ofrece la Infraestructura Pública Digital (DPI), la presidencia de la COP30 ha trabajado en estrecha colaboración con socios internacionales para fortalecer las instituciones y desarrollar las capacidades estatales. Unas instituciones más sólidas, especialmente en los países en desarrollo, son fundamentales no solo para el diseño y la implementación de los NAP, los NDC y los BTR, sino también para la planificación a largo plazo, la respuesta a las crisis y la preparación para transiciones integradas en toda la administración pública, la sociedad y la economía hacia el futuro. Con el apoyo de la cooperación internacional, unas instituciones nacionales sólidas de planificación e implementación pueden permitir a los países en desarrollo aprovechar plenamente las oportunidades de la transición climática y transformar los PNA y los CDN en planes nacionales de inversión de su propiedad, conectados al financiamiento internacional, los mercados de capitales y las tecnologías de punta.
El mundo viene a la Amazonia: Cuando hacemos el giro juntos
La COP30 se llevará a cabo en el corazón de la Amazonia, un ecosistema que sustenta la vida y que hoy se encuentra al borde de un punto de inflexión irreversible. El Informe de 2025 sobre Puntos de Inflexión Globales advierte que el cambio climático y la deforestación, en conjunto, sitúan a la selva amazónica bajo el riesgo de un colapso ecológico generalizado por encima de 1.5 °C y por debajo de 2 °C, con consecuencias capaces de devastar la biodiversidad, desestabilizar los sistemas de lluvias en toda América del Sur y amenazar la vida de más de 100 millones de personas que dependen de los bosques para su agua, alimento y cultura.
La Amazonia encarna la verdad que nos espera en Belém: el futuro de la humanidad y la salud del planeta son inseparables. Los bosques no son una frontera distante, sino un centro vivo del sistema climático global, el corazón pulsante de los ciclos hidrológicos y los guardianes del equilibrio de carbono del mundo. Si la Amazonia traspasa su punto de no retorno, el planeta luchará por recuperar el equilibrio.
Aun así, hay esperanza en los datos más recientes. En 2025, Brasil registró el tercer año consecutivo de disminución de la deforestación de la Amazonia, alcanzando la tercera tasa más baja de la serie histórica. Desde el inicio del gobierno del presidente Lula, la deforestación en el bioma ha caído un 50 % en términos acumulados. El bioma Cerrado también registró el segundo año consecutivo de reducción de la deforestación.
A medida que avanzan los esfuerzos para combatir la deforestación, el Fondo Bosques Tropicales para Siempre (TFFF, por sus siglas en inglés) inaugura una nueva forma de financiar la protección de los bosques tropicales, un mecanismo basado en resultados que recompensará a los países que poseen dichos bosques tropicales por cada hectárea conservada, ayudando a corregir la falla de mercado que todavía hace que los bosques sean más valiosos destruidos que en pie. Brasil se ha comprometido con 1.000 millones de dólares para el TFFF, ha acogido compromisos ya anunciados e ha invitado a otros países y socios a presentar contribuciones igualmente ambiciosas.
Como dijo el presidente Lula, la COP30 debe ser la COP de la Verdad. En Belém, la verdad debe encontrar la transformación, y la ciencia debe convertirse en solidaridad. Podemos transformar nuestra lucha climática del colapso al avance. La COP30 puede ser la COP en la que cambiemos el rumbo de la lucha climática.
Vamos a accionar las palancas juntos. Vamos a mover el mundo. Cambiando por elección, juntos.
André Aranha Corrêa do Lago
Presidente designado de la COP30
