Décima Carta de la Presidencia
9 de noviembre de 2025
Se convino en que el título de la convención dijera 'Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático' [...]. Las delegaciones presentes, poniéndose de pie, acogieron con aplausos la aprobación de la Convención […] [y] fue descrita por distintos oradores como un éxito notable, una ocasión histórica y un motivo de esperanza […]. Se describió la Convención como un 'tratado en proceso' y como un paso esencial en el proceso de adopción de una estrategia mundial común para atender al problema del cambio climático […]. Estuvieron de acuerdo con que la Convención era un primer paso hacia una nueva era de comprensión y de cooperación mundial.
Informe del Grupo Intergubernamental de Negociación de una Convención Marco sobre el Cambio Climático acerca de la labor realizada en la segunda parte de su quinto periodo de sesiones, celebrada en Nueva York del 30 de abril al 9 de mayo de 1992
Estimadas amigas, estimados amigos:
Esta es mi décima y última carta a la comunidad internacional como presidente designado de la 30.ª Sesión de la Conferencia de las Partes (COP30) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC).
Ya casi llegamos.
Casi llegamos—al prepararnos para inaugurar juntos la COP30 en Belém.
Casi llegamos—con el Libro de Reglas del Acuerdo de París completo y su ciclo de políticas en marcha, listos para una implementación acelerada.
Casi allí—mientras la ambición global finalmente comienza a inclinar la trayectoria de las emisiones y la transición climática se vuelve una tendencia irreversible.
Pero “casi” no es suficiente. Necesitamos avanzar más rápido—para alcanzar a cada país, a cada comunidad, a cada miembro de nuestra familia humana antes de que los impactos climáticos más severos lo hagan por nosotros.
Belém: un lugar de encuentro en el espacio y en el tiempo
Durante la COP30, Brasil trasladará temporalmente su capital de Brasilia a Belém, fijando la toma de decisiones globales en la desembocadura del Amazonas y recordando al mundo que el liderazgo climático debe brotar de sus raíces. Al hacerlo, Brasil invita a todas las naciones a trasladar no solo el lugar de las negociaciones, sino el propio locus de la esperanza: del vértice del poder a la fuente de la vida.
En la COP30, los Estados miembros regresarán a Brasil, donde la Convención fue abierta a la firma hace treinta y tres años. Brasil está listo para recibirlos. Yo estoy listo para servirles.
Fue en 1992 cuando el mundo, por consenso, decidió iniciar este camino común.
En Belém honraremos esa continuidad: la capacidad de nuestra especie de cooperar, renovarse y actuar conjuntamente frente a la incertidumbre. Este es el momento de honrar nuestra ancestralidad—en linaje y en derecho internacional. En la COP30, nuestra ambición debe ser cerrar las brechas mediante la implementación de la unión y la cooperación.
A medida que nos acercamos a las negociaciones de Belém, tengo una prioridad principal: garantizar que nuestra impresionante membresía de casi doscientos países y culturas vaya más allá de los grupos de negociación y de las Partes, evolucionando como un solo equipo. Un equipo capaz de canalizar hacia nuestro trabajo la inteligencia colectiva de la humanidad y lo mejor que podemos ofrecer individualmente en favor de nuestro propósito común: proteger nuestras sociedades, nuestras economías y nuestros ecosistemas.
Este trabajo es más grande que nosotros. Este trabajo es más grande que el ahora.
A medida que se acerca la apertura de la COP30, invito a las Partes y a los demás actores a reflexionar sobre el significado de lo que nos espera en los próximos días. Nuestro proceso está evolucionando: de una máquina a un ecosistema, de una burocracia a una transformación, del debate a la movilización: hacia el Mutirão Global.
Durante más de treinta años de negociaciones climáticas, hemos dependido del consenso para actuar. Invitamos a las Partes a considerar el Mutirão como un experimento en el cual cooperamos primero —buscando soluciones conjuntamente como vía para construir confianza y crear espacios de consenso. Invito a las Partes a llegar a Belém con curiosidad, conscientes del privilegio y de la oportunidad de transformar las negociaciones de un foro de debate adversarial en un laboratorio de soluciones, reuniendo mentes brillantes de todos los pueblos de la Tierra.
Diez cartas rumbo al 10 de noviembre
En mi primera carta, invité a la comunidad internacional a unirse a Brasil en un Mutirão Global contra el cambio climático—un esfuerzo global de cooperación entre los pueblos para el progreso de la humanidad, al iniciar una nueva era de concreción de lo ya acordado.
En la segunda carta, pasamos de la visión a la acción, lanzando el Mutirão Global mediante cuatro Círculos de Liderazgo, los Enviados Especiales, el Campeón de Alto Nivel y la Campeona Joven, junto con un llamado a la ciencia y a la sabiduría ancestral para perfeccionar nuestra cooperación hacia la exponencialidad de las soluciones y la versatilidad frente a lo imprevisible.
En la tercera carta, convoqué a los negociadores a unirse al Mutirão Global, trabajando en modo de fuerza de tarea para lograr avances significativos en adaptación, transiciones justas y en la implementación del primer Balance Global, mientras reconstruimos la confianza hacia resultados acelerados y a escala.
En la cuarta carta, presenté la Agenda de Acción de la COP30 como una agenda basada en soluciones, para acelerar la implementación climática mediante treinta objetivos clave identificados en seis ejes que reflejan la amplitud y la profundidad de la acción necesaria para implementar los resultados del GST y cumplir el Acuerdo de París de manera rápida, en todos los lugares y para todos.
En la quinta carta, invité a la comunidad internacional a asegurar que la acción climática empiece y termine con las personas, haciendo de la COP30 un ritual de paso que marque y celebre con sobriedad nuestra transición hacia un futuro más prometedor y próspero, reconociendo el coraje y el liderazgo de quienes están en la primera línea del cambio climático—especialmente los más vulnerables.
En la sexta carta, lancé las “Consultas de la presidencia de la COP30” e invité a las Partes a demostrar su compromiso con el multilateralismo y con el régimen climático, presentando nuevas NDC como expresión nacional de su determinación de contribuir al Acuerdo de París.
En la séptima carta, convoqué a todos los líderes empresariales a sumarse al movimiento del Mutirão Global, observando que quienes se anticipen a los cambios radicales que se avecinan serán quienes prosperen, construyendo resiliencia y aprovechando las oportunidades que ofrece la transición.
En la octava carta, invité a las Partes y a los actores no Partes a hacer de la COP30 un punto de inflexión en la adaptación—elevando la ambición, la acción y el financiamiento, fortaleciendo la resiliencia en todos los niveles y movilizando la cooperación internacional para impulsar el próximo paso en la evolución humana.
En la novena carta, exhorté a todos los actores a hacer de la COP30 un conjunto de respuestas a las brechas de implementación y ambición del mundo—todas orientadas hacia la solidaridad, la cooperación internacional y la implementación acelerada como nuestra nueva medida de ambición ante la urgencia climática.
Con esta décima carta, concluyo un ciclo de palabras para que el mundo abra un ciclo de acción. Ya casi llegamos.
Donde el río encuentra el océano: donde la humanidad recomienza
A lo largo de nueve cartas, he invitado a las Partes y a los actores no Partes a utilizar las negociaciones, la Agenda de Acción, la Cumbre de Líderes y un proceso inédito de movilización global en torno a tres prioridades interconectadas: (1) fortalecer el multilateralismo y el régimen climático; (2) conectar el régimen climático con la vida real de las personas y con la economía real; y (3) acelerar la implementación del Acuerdo de París más allá de la CMNUCC.
Pero más importante que lo que hacemos y cómo lo hacemos es tener claridad sobre por qué lo hacemos. La COP30 será la COP de la Verdad. O decidimos cambiar por elección, juntos, o seremos forzados a cambiar por la tragedia.
Tenemos una elección. Podemos cambiar. Pero debemos hacerlo juntos.
La COP30 puede marcar el momento en que la humanidad recomienza—restaurando nuestra alianza con el planeta y entre generaciones. Somos privilegiados por haber recibido el deber de hacer historia como quienes eligieron el coraje en lugar de la omisión, para cambiar el rumbo en la lucha climática. Debemos abrazar ese privilegio como responsabilidad—por las personas que amamos, por las generaciones que nos precedieron y por las que aún vendrán.
Cambiando por elección, juntos.
André Aranha Corrêa do Lago
Presidente designado de la COP30
Versión en español: Trad. Kaique Ortiz.
Revisión: Enrique Villamil.
