Marcelo Behar destaca el papel de la bioeconomía en el futuro sostenible de Brasil
En una nueva edición de la serie de entrevistas con los Enviados Especiales para la COP30, el abogado y sociólogo defiende la integración entre naturaleza y desarrollo.

Por Bárbara Bezerra / COP30
Sociólogo y abogado de formación, con trayectoria en el sector público y en empresas siderúrgicas y de cosméticos, Marcelo Behar habla con entusiasmo sobre su papel de Enviado Especial de la COP30. Representa al sector de la bioeconomía y utiliza un enfoque didáctico para explicar el concepto: «Los términos griegos bios, oikos y nomos significan la ley de la vida en la casa. Todo lo que pertenece a la vida forma parte de la bioeconomía».
Para Behar, la bioeconomía representa un nuevo modelo de producción basado en la valorización de la naturaleza, la reducción de emisiones, la integración con las comunidades tradicionales y la circularidad. Como ejemplo de actividad que puede desarrollarse bajo esta perspectiva, cita el transporte: “Podemos desplazarnos en vehículos impulsados por diésel o gasolina, grandes emisores de gases de efecto invernadero, o elegir medios que utilicen biocombustibles. Un ejemplo significativo es la contribución brasileña en este sector, con el uso de biocombustibles en el transporte marítimo y en la aviación.”
Añade que el concepto también se aplica a la agricultura. Según Behar, el sector ya reconoce los beneficios del uso de bioinsumos, productos agrícolas como defensivos y fertilizantes de origen biológico, menos agresivos con el medio ambiente.
Otra solución propuesta por la bioeconomía es la integración cultivo-ganadería-bosque, una estrategia de producción sostenible que combina las tres actividades en una misma área. Estas iniciativas pueden realizarse de forma alternada o simultánea. Por ejemplo, tras la cosecha de un cultivo, se introduce el pasto en la zona, donde también se preservan especies de árboles que garantizan mayor bienestar térmico a los animales. El suelo, a su vez, se enriquece por la presencia del ganado y por la diversificación de los cultivos.
“Cuando tenemos unidades productivas optimizadas y logramos integrar al mismo tiempo cultivo-ganadería-bosque, se obtiene una enorme ganancia en productividad de carbono. Ese es el futuro de la agricultura brasileña, un futuro más bioeconómico”, defiende Marcelo.
Entre los segmentos de la bioeconomía —agricultura, finanzas y biotecnología— el que más le fascina al Enviado Especial es la sociobioeconomía. Para él, se trata de un concepto que integra la economía, la biodiversidad y el conocimiento de las comunidades tradicionales. Behar recuerda su experiencia como ejecutivo de una marca de cosméticos al conocer el proceso de extracción del breu branco, una resina aromática que sirve de base para los perfumes producidos por la empresa: “La extracción del breu branco no puede hacerla alguien que vive en un apartamento. Lleva días o incluso semanas en barco completar el proceso de recolección. Por eso, este trabajo debe realizarlo una comunidad que conozca profundamente el bosque”.
En ese punto, lanza una advertencia: es necesario cambiar la forma en que la sociedad percibe a esas poblaciones. “Hasta hoy hemos visto a esas personas de manera equivocada, desde una óptica urbanocéntrica. Son las comunidades tradicionales las que garantizan el 80 % de la vida del planeta. Ellas son las responsables de la biodiversidad del mundo. Tenemos que aprender a trabajar con ellas de una mejor manera. Poseen un modo de vida directamente conectado con la naturaleza, que nosotros, tal vez por arrogancia, no reconocemos como algo noble y valioso, aunque tiene mucho que enseñarnos, porque el ser humano está conectado con la naturaleza, solo que se olvidó de eso. Ellas no.”
El sociólogo ve en el TFFF (Fondo de Bosques Tropicales, propuesta del Gobierno brasileño para crear un fondo de inversión destinado a la conservación de los bosques tropicales) un instrumento capaz de fortalecer la conexión con las comunidades tradicionales. “Los yanomamis, por ejemplo, que hoy no tienen ingresos y hace cuatro años veían morir de hambre a sus niños, podrán tener una renta mensual. Es un buen comienzo para que ese pueblo pueda garantizar los medios de reproducción de su modo de vida”.
Según Marcelo, el desarrollo de la bioeconomía requiere superar algunos obstáculos. Entre ellos, la falta de disposición de los agentes financieros para asumir riesgos en el financiamiento de estas actividades. “Es necesario que los patrocinadores se interesen en asumir riesgos con las actividades de la bioeconomía y no con otras. Algunas formas se consideran más seguras, y la bioeconomía, al tener menos historial, a veces genera preocupación entre los inversionistas”.
Afirma que bancos como el BNDES ya desarrollan modelos y métricas que ofrecen mayor seguridad a los inversores. Adelanta que, durante la COP30, se lanzará el Protocolo Mundial de Circularidad, que prevé la asignación de calificaciones a las empresas según su índice de circularidad, como incentivo para dirigir las inversiones hacia emprendimientos más sostenibles.
Entusiasmado con la realización de la conferencia en Belém, Behar lanza una invitación: “Belém es una ciudad hermosa, extraordinaria. Sus sabores son espectaculares, el río Guamá es maravilloso. Que el mundo venga y lo disfrute”. Subraya que la COP30 en la Amazônia será más que una conferencia: será una oportunidad para que el planeta escuche a quienes, desde hace siglos, viven en armonía con el bosque.
Versión en español: Enora Lessinger (POET/UFC)
Revisado por: Mariana De Santi (POET/UFC)
