CÍRCULO DE LOS PUEBLOS

Los pueblos indígenas y la COP30: guardianes de la Tierra, voces para el futuro

Carta de Sonia Guajajara, ministra de los Pueblos Indígenas de Brasil

Sonia Guajajara: “Los pueblos indígenas no son solo defensores del medio ambiente. Son guardianes de culturas milenarias, portadores de conocimientos, modos de vida y valore” | Foto: Rafael Medelima/COP30 Brasil
Sonia Guajajara: “Los pueblos indígenas no son solo defensores del medio ambiente. Son guardianes de culturas milenarias, portadores de conocimientos, modos de vida y valore” | Foto: Rafael Medelima/COP30 Brasil

Este mes celebramos dos fechas de profundo simbolismo: el Día de la Amazonía en Brasil y el Día Internacional de la Mujer Indígena. Esta coincidencia no es solo una marca en el calendario, sino un recordatorio de que el futuro del planeta está intrínsecamente ligado a las voces y los derechos de los pueblos indígenas. Escribo desde la experiencia colectiva del Círculo de los Pueblos de la Presidencia de la COP30 y, en particular, de la Comisión Indígena Internacional.

Hay alrededor de 476 millones de indígenas en el mundo. Aunque representan solo el 6 % de la población mundial, son responsables de proteger y gestionar cientos de millones de hectáreas de tierra, salvaguardando gran parte de la biodiversidad que aún resiste. Casi el 40 % de los bosques intactos del planeta se encuentran en territorios indígenas, donde las tasas de deforestación son sistemáticamente menores que en las áreas protegidas por el propio Estado. La evidencia es clara: donde se respetan los derechos territoriales indígenas, la deforestación retrocede; donde se niegan, la destrucción avanza.

Los pueblos indígenas no son solo defensores del medio ambiente. Son guardianes de culturas milenarias, portadores de conocimientos, modos de vida y valores que garantizan la continuidad de los bosques, los ríos y la biodiversidad. Como escribió el embajador André Corrêa do Lago en su primera carta, la humanidad necesita regenerar su relación con la naturaleza. Para ello, es esencial combinar lo mejor de la ciencia y la tecnología con la sabiduría ancestral, inaugurando un nuevo paradigma de reconexión entre el ser humano y la naturaleza.

Ampliar la participación y la escucha cualificada

En Brasil, la creación del primer Ministerio de Pueblos Indígenas representó un hito histórico. Por primera vez, han ocupado espacios importantes, influyendo directamente en los procesos de toma de decisiones. Esta experiencia ya se traduce en avances en la elaboración y aplicación de políticas públicas y, en consecuencia, en una colaboración más directa en la protección de bosques y territorios esenciales para el mantenimiento del clima. Por lo tanto, celebrar la COP30 en Brasil y en la Amazonía es una forma de multiplicar esta experiencia.

Pero los retos persisten. Aunque la Convención sobre el Clima reconoció en 2015 la importancia de los conocimientos tradicionales con la creación de la Plataforma de Pueblos Indígenas y Comunidades Locales, la participación indígena sigue siendo limitada. 

Con el fin de lograr la COP más diversa y plural de todos los tiempos, centrada en soluciones efectivas para los objetivos globales que nos hemos fijado, es necesario reforzar la participación de las organizaciones indígenas mediante credenciales propias y en mayor cantidad.  

Además de las credenciales de las organizaciones, que suelen ser limitadas, invitamos a los demás países a adoptar una práctica que Brasil lleva varios años aplicando: incorporar a líderes indígenas en sus delegaciones nacionales.

Ya nos hemos comprometido a recibir a todos estos líderes con la creación de un importante espacio de alojamiento: la Aldea COP. Garantizar que la COP30 en Brasil pase a la historia como la conferencia con mayor participación indígena es otro paso importante en nuestra defensa del multilateralismo.  

Indigenizando el Libro de Reglas en tiempos de emergencia climática

El llamado «Libro de Reglas» del Acuerdo de París está terminado, pero puede y debe enriquecerse. Las contribuciones indígenas —especialmente en la definición de indicadores globales de adaptación— son fundamentales. 

Proteger los territorios indígenas no es solo una cuestión de justicia histórica, sino también de supervivencia del planeta. Grandes biomas como la Amazonía se encuentran al borde del punto de no retorno y corren el riesgo de emitir enormes cantidades de carbono almacenado actualmente. La protección de los territorios indígenas es una de las estrategias de mitigación más eficaces disponibles.

También es urgente garantizar que la transición climática sea justa. El Programa de Trabajo para una Transición Justa, iniciado en Dubái, debe garantizar que las medidas para reducir las emisiones no repitan los errores del pasado, cuando el llamado «progreso» avanzaba a costa de las comunidades vulnerables. Los pueblos indígenas no solo deben ser escuchados, sino que se les debe garantizar el derecho al consentimiento libre, previo e informado sobre todas las medidas que afecten a sus territorios y culturas.

Una agenda de acción urgente

Brasil ha señalado en varias ocasiones que esta COP debe apuntar a la plena implementación del Acuerdo de París. Para ello, estamos elaborando una Agenda de Acción vinculada al Balance Global. Y, sin duda, los pueblos indígenas también son una parte fundamental de las soluciones inmediatas de esta agenda.

La financiación sigue siendo uno de los temas más complejos de las negociaciones sobre el clima. A pesar de ser directamente responsables de la conservación de casi la mitad de la biodiversidad aún protegida, así como de gran parte de las reservas y sumideros de carbono terrestres, los pueblos indígenas solo reciben una mínima parte de los recursos destinados al clima y a la protección de la biodiversidad. Aumentar este porcentaje es apostar por soluciones efectivas: apoyar a quienes, con pocos medios, ya garantizan resultados concretos para el equilibrio climático.

La COP30 será histórica no solo por celebrarse en la Amazonía, sino porque puede inaugurar una nueva forma de gobernanza climática: plural, comunitaria, justa y guiada por quienes siempre han sabido cuidar la Tierra. Para frenar el calentamiento global y cumplir los objetivos del Acuerdo de París, necesitamos ambición, acciones concretas y también un «reencantamiento», lo que las mujeres indígenas de Brasil llamamos reforestar las mentes: la capacidad de ver la vida en su plenitud y armonía, más allá de las métricas y los informes.

Belém será el lugar donde la ciencia y el conocimiento ancestral podrán caminar de la mano. Que la COP30 sea recordada como el momento en que la humanidad reconoció que los pueblos indígenas no solo son parte de la solución: son protagonistas del futuro que debemos construir colectivamente.

Sonia Guajajara
Círculo de los Pueblos, COP30
Ministerio de los Pueblos Indígenas, Brasil