Liderazgos de América del Norte reflexionan sobre los caminos para combatir el cambio climático en el último diálogo del Balance Ético Global
Iniciativa movilizó a la sociedad en los seis continentes del mundo para amplificar el mutirão global por la acción climática convocado por la COP30

El Balance Ético Global (BEG) llevó a cabo este viernes (19/9), en Nueva York, Estados Unidos, el último de sus seis Diálogos Regionales. Los 21 referentes indígenas, políticas, religiosas y de la sociedad civil, científicas, activistas y artistas discutieron los caminos para enfrentar el cambio climático en el continente.
El BEG es una de las principales formas mediante las cuales la sociedad puede involucrarse con la COP30, la Conferencia del Clima de la ONU que se celebrará en Belém (PA), en noviembre. A partir de la ética y la cultura, esta iniciativa invita a reflexionar sobre hasta dónde hemos avanzado y qué acciones aún deben llevarse a cabo para evitar que el planeta supere el umbral de 1,5 °C de calentamiento promedio en relación con los niveles preindustriales, principal meta del Acuerdo de París. También se cuestiona por qué existe una brecha entre lo que dice la ciencia y lo que realmente hacemos para combatir las causas del calentamiento global.
Este proceso se desarrolló a través de seis encuentros realizados en los seis continentes del mundo durante los últimos meses, liderados por figuras locales que ayudaron a movilizar a la sociedad. Las ideas compartidas en cada región serán consolidadas en informes regionales, los que servirán de base para un informe síntesis que será entregado a la presidencia de la COP30, al presidente Luiz Inácio Lula da Silva y al secretario general de la ONU, António Guterres, durante la Pre-COP, en octubre, en Brasilia. La intención es que el informe sea considerado durante las negociaciones climáticas de la conferencia.
El diálogo celebrado en Nueva York, que cerró esta serie, contó con la participación de la ministra de Medio Ambiente y Cambio Climático, Marina Silva; el asesor especial del secretario general de la ONU para la Acción Climática y la Transición Justa, Selwin Hart; el presidente de la COP30, André Corrêa do Lago; la primera dama y enviada especial para Mujeres de la conferencia, Janja Lula da Silva; la colíder del Diálogo de América del Norte y directora ejecutiva del Center for Earth Ethics, Karenna Gore; y el representante permanente de Brasil ante las Naciones Unidas, Sérgio França Danese.

“Que el Balance Ético Global contribuya a que, desde los distintos rincones del mundo, llevemos una contribución viva para que la COP30 sea, de hecho, ese gran mutirão por la implementación de decisiones que se han venido tomando a lo largo de décadas”, subrayó la ministra Marina Silva. “Que este proceso nos inspire hacia un nuevo renacimiento de paz, resiliencia y reconciliación de las personas entre sí, consigo mismas y con la naturaleza”, añadió.
Karenna Gore señaló que, por primera vez, en 2024, hemos vivido un año en el que se superó la meta de 1,5 °C, una situación identificada por el observatorio climático europeo Copernicus. Al mismo tiempo, “tenemos más datos, información, tecnología y caminos alternativos que nunca” para enfrentar esta crisis.
“Pero eso no es suficiente. No necesitamos solo información, sino sabiduría para invocar y movilizarla, lo que exige un cambio cuidadoso en la forma de abordar la crisis. Requiere intención y atención, y eso es lo que estamos haciendo aquí”, enfatizó. “Estamos agradecidos por este llamado a hacer un balance de nuestros valores, de nuestra ética, y de qué aspectos y dimensiones de la experiencia humana debemos explorar a fondo para enfrentar el cambio climático, incluyendo nuestras tradiciones culturales”, completó.
Liderado por el presidente Lula y por el secretario general António Guterres, el BEG se inspira en el primer Balance Global del Acuerdo de París, concluido en la COP28 en Dubái. Parte del principio de que la humanidad ya cuenta con las soluciones técnicas necesarias para llevar a cabo la transformación ecológica —lo que falta es el compromiso ético para ejecutarlas—. Su objetivo es señalar caminos para que eso suceda, apuntando a un futuro sostenible y próspero basado en la ciencia oficial, los saberes ancestrales de los pueblos indígenas, comunidades tradicionales y soluciones climáticas desarrolladas por personas en todo el mundo.
La iniciativa refuerza el mutirão global convocado por la Presidencia de la COP30 para implementar los pactos climáticos firmados por los casi 200 países signatarios del Acuerdo de París en la última década, desde su firma en 2015.
El eje central son las resoluciones del Consenso de los Emiratos Árabes Unidos, pactadas en la COP28 tras el primer Balance Global del tratado internacional. En dicho acuerdo, las naciones se comprometieron a triplicar las energías renovables, duplicar su eficiencia, detener la deforestación y trazar el camino hacia el fin del uso de combustibles fósiles de forma justa, ordenada y equitativa.
Selwin Hart subrayó que el BEG es una de las formas de abordar el núcleo del problema climático: la necesidad de promover justicia climática para que los países y poblaciones que menos han contribuido históricamente a las emisiones de gases de efecto invernadero no sean los principales afectados por sus consecuencias. “No renunciaremos a la esperanza ni al coraje. Cada voz, cada acción y cada persona a la que influencias cuenta”, afirmó.
Para el embajador y presidente de la COP30, André Corrêa do Lago, la dimensión ética del debate sobre el cambio climático se ha perdido de alguna manera entre cifras, estadísticas y costos. “Eso es precisamente lo que he aprendido en todos estos diálogos regionales, y está causando un impacto muy fuerte en mí”. Según Lago, ahora es necesario discutir cómo llevar estas reflexiones a la mesa de negociaciones de la COP30.
Janja Lula da Silva afirmó que el BEG es uno de los caminos para que las cuestiones de género se integren de forma central al proceso multilateral de la conferencia. “Sabemos que el cambio climático perpetúa cada vez más las desigualdades en los territorios. La justicia climática solo será posible cuando también haya justicia de género”, defendió.

Rumbo a la COP30 en Brasil
El primer encuentro del BEG se celebró en Londres, Reino Unido, representando a Europa; el segundo, en Bogotá, Colombia, representando a América del Sur, Central y el Caribe; el tercero, en Nueva Delhi, India, representando a Asia; el cuarto, en Adís Abeba, Etiopía, representando a África; y el quinto en Sídney, Australia, representando a Oceanía.
El papel de coliderazgo en esas regiones fue asumido por las expresidentas de Irlanda, Mary Robinson, y de Chile, Michelle Bachelet; por el Premio Nobel de la Paz, Kailash Satyarthi; por la directora ejecutiva para África y Alianzas Globales del World Resources Institute (WRI), Wanjira Mathai; y por el expresidente de Kiribati, Anote Tong.
Además de los Diálogos Regionales, el BEG incluye Diálogos Autogestionados promovidos por organizaciones de la sociedad civil y gobiernos nacionales y subnacionales, siguiendo la misma metodología y principios del proceso central. La idea es que estos encuentros ayuden a difundir la reflexión sobre la necesidad ética de enfrentar el cambio climático en un mundo que ya padece sus efectos.
El encuentro en Nueva York tuvo lugar en el Museo Americano de Historia Natural y fue organizado con el apoyo del Center for Earth Ethics y de la Fundación Moore.
Lista completa de participantes del Diálogo Regional de América del Norte del BEG:
Alixa García, artista multidisciplinaria, facilitadora de justicia social y creadora cultural;
Angaangaq Angakkorsuaq, anciano esquimal-kalaallit, chamán, sanador tradicional, narrador oral y portador del Qilaut;
Angel Kyodo williams, fundadora de Transformative Change y arquitecta del Healing Race Portal, una intervención global para sanar el impacto de la racialización;
Angela Daness, de la Misión de Brasil ante las Naciones Unidas;
David Suzuki, genetista y locutor de radio de Vancouver, Canadá, galardonado con un premio científico de la UNESCO y con la medalla del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente;
Embajador André Corrêa do Lago, presidente de la COP30;
Enrique Leff, sociólogo, filósofo y humanista;
Fletcher Harper, director ejecutivo de GreenFaith, organización internacional, multirreligiosa y comunitaria dedicada a la justicia climática;
Jacqueline Patterson, investigadora, profesora, organizadora comunitaria y activista. Fundadora del Proyecto Legado Chisholm: un centro de recursos para el liderazgo negro en la primera línea de la justicia climática;
James Gustave (Gus) Speth, abogado ambientalista y líder de larga trayectoria en el pensamiento y la acción del movimiento ambientalista en Estados Unidos;
Jamie Margolin, escritora, cineasta, organizadora comunitaria, activista y conferencista colombo-estadounidense. Cofundadora del movimiento climático juvenil Zero Hour;
Janja Lula da Silva, primera dama de Brasil y Enviada Especial para Mujeres de la COP30;
Karenna Gore, colíder del Diálogo Regional de América del Norte y fundadora y directora ejecutiva del Center for Earth Ethics;
Marco Tedesco, investigador del Observatorio Lamont-Doherty Earth de la Universidad de Columbia, miembro del Explorers’ Club, profesor asociado en el Instituto de Ciencia de Datos e integrante del Proyecto de Medio Ambiente y Justicia Climática;
Marina Silva, ministra de Medio Ambiente y Cambio Climático de Brasil;
Noelle Young, consultora de Greenpeace UK, con experiencia en programas de acuicultura sostenible en el Caribe y en proyectos de prosperidad oceánica en Bermudas;
Patricia Espinosa, diplomática con más de 40 años de experiencia en negociaciones multilaterales de alto nivel y relaciones internacionales;
Robert Bullard, profesor de planificación urbana y política ambiental, y director fundador del Centro Bullard para la Justicia Ambiental y Climática en la Universidad del Sur de Texas;
Roberto Múkaro Borrero, kasike (jefe) del pueblo indígena Guainía Taíno y presidente de la Confederación Unida del Pueblo Taíno;
Robin Wall Kimmerer, escritora, poeta, científica y miembro registrada de la Citizen Potawatomi Nation;
Selwin Hart, asesor especial del secretario general de las Naciones Unidas para la Acción Climática y la Transición Justa;
Sérgio França Danese, representante permanente de Brasil ante las Naciones Unidas;
Sophia Powless, educadora climática, artista y activista de la Nación Onondaga (Clan del Lobo), integrante de la Confederación Haudenosaunee (también conocida como iroquesa);
Thaddeus Pawlowski, cofundador y director ejecutivo del Centro para Ciudades y Paisajes Resilientes de la Universidad de Columbia;
Tzeporah Berman, experta en políticas climáticas y en la eliminación progresiva de combustibles fósiles; directora de Programas Internacionales de Stand.earth y presidenta fundadora de la Iniciativa para el Tratado de No Proliferación de Combustibles Fósiles;
Veronica Raya, investigadora sénior del Center for Earth Ethics, especializada en relaciones con comunidades locales y trabajo ceremonial;
Wes Gillingham, presidente del consejo de la Asociación de Agricultura Orgánica del Nordeste de EE. UU. y copresidente de su comité de políticas, con actuación en temas agrícolas;
Yenny Vega Cárdenas, presidenta y cofundadora del Observatorio Internacional de los Derechos de la Naturaleza, e integrante de la red de especialistas del programa Armonía con la Naturaleza de las Naciones Unidas.
Versión en español: Mariana De Santi (POET/UFC)
Revisado por: Enora Lessinger (POET/UFC)
