Enviados Especiales destacan desafíos y oportunidades de la mitigación y la adaptación climática rumbo a la COP30 en Belém
Los Enviados Especiales centrados en la Sociedad Civil y del Foro Brasileño de Cambio Climático, André Guimarães y Sérgio Xavier, hablan sobre acciones de adaptación y mitigación en la agenda climática y los esfuerzos para abandonar el uso de combustibles fósiles

Por Rafaela Ferreira / COP30
La mitigación y la adaptación al cambio climático estarán entre los temas centrales de la COP30, que se celebrará en noviembre en Belém do Pará. En este episodio de la serie Enviados Especiales, André Guimarães, Enviado enfocado en la Sociedad Civil, y Sérgio Xavier, del Foro Brasileño de Cambio Climático, destacan los principales desafíos y oportunidades relacionados con las dos líneas de acción frente a la crisis climática. Además, explican la resistencia a abandonar el uso de combustibles fósiles como parte de una transformación en la matriz energética global.
Mitigación y adaptación son caminos complementarios en el combate a la crisis climática. La primera se enfoca en reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, contribuyendo a desacelerar el calentamiento global. Este enfoque es común en políticas ambientales que buscan transiciones hacia matrices energéticas más limpias, conservación de bosques y reducción de la contaminación industrial. Por su parte, la adaptación implica medidas que disminuyen los impactos del cambio climático, fortaleciendo la resiliencia de comunidades e infraestructuras frente a desastres naturales como inundaciones, sequías y tormentas.
Aunque se trate de conceptos distintos, el coordinador ejecutivo del Foro Brasileño de Cambio Climático, Sérgio Xavier, considera que es fundamental impulsar la adaptación junto con acciones de mitigación. “Es decir, transformando los modelos económicos que hoy generan muchas emisiones de gases de efecto invernadero, modelos que degradan el medio ambiente. No basta con adaptarse solamente a las consecuencias, a los síntomas, a los problemas; necesitamos actuar en el origen y no olvidarnos de lo que los causa. Por tanto, no basta con adaptarse a los efectos negativos de la economía si no adaptamos también los procesos económicos”.

André Guimarães, director ejecutivo del Instituto de Investigación Ambiental de la Amazônia (IPAM), señala que hoy enfrentamos un “doble desafío”. “Hay situaciones en las que aún podemos mitigar los impactos del cambio climático. Si actuamos rápido, es posible reducir el riesgo de incendios y la degradación de los bosques”. Añade que es posible acelerar la reducción de emisiones y, en algunas regiones, estabilizar el clima local, como la regularidad de las lluvias. Sin embargo, Guimarães subraya que el tiempo ha pasado y los costos han aumentado.
“Es aquella máxima: más vale prevenir que curar. Mitigar es prevenir; curar es más caro, más costoso y más lento — eso es lo que llamamos adaptación. Todavía existen situaciones donde es posible mitigar, pero en la mayoría de los casos, tendremos que adaptarnos, porque ya hemos superado ciertos límites”, apunta Guimarães.
En la cuarta Carta de la Presidencia de la COP30, la Agenda de Acción se presenta con seis ejes temáticos que integran mitigación, adaptación y medios de implementación. Entre estos ejes están: la transición energética, la gestión sostenible de bosques, océanos y biodiversidad, la transformación de los sistemas alimentarios, la resiliencia urbana e hídrica, la infraestructura, además de catalizadores como financiamiento, tecnología y capacitación. Esta estructura tiene como objetivo promover transformaciones sistémicas y ampliar el alcance de las acciones climáticas más allá de los grandes centros, conectándolas con realidades locales y con el compromiso de Brasil con la honestidad climática.
A nivel nacional, se destaca el programa AdaptaCiudades, dentro del Plan Clima Adaptación, que busca capacitar a estados y municipios para planificar e implementar acciones de adaptación climática y resiliencia, priorizando a las poblaciones más vulnerables. Con previsión de actuar en 260 municipios (diez por estado), el programa refuerza el papel del federalismo climático en Brasil, reuniendo a la Unión, los estados y los municipios para que las políticas climáticas sean eficaces en sus diferentes escalas territoriales.
Financiamiento climático

Uno de los principales temas discutidos en la agenda climática es la movilización de recursos para apoyar a los países en desarrollo en la implementación de acciones de mitigación y adaptación. Durante la COP29, en Bakú, se estableció como meta la movilización de 1,3 billones de dólares al año para financiamiento climático, perspectiva que se materializará en la Hoja de Ruta de Bakú a Belém.
El texto establece que los países desarrollados deben “asumir el liderazgo” en el suministro de, al menos, 300 mil millones de dólares anuales hasta 2035 para los países en desarrollo, con el fin de apoyarlos en la implementación de acciones de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero (mitigación) y de adaptación a los impactos del cambio climático. Los recursos deben provenir de diversas fuentes, incluyendo públicas, privadas, bilaterales, multilaterales y alternativas.
Los desafíos, sin embargo, no son solamente financieros. El Enviado Especial del Foro Brasileño de Cambio Climático, Sérgio Xavier, recuerda que es necesario transformar profundamente el diseño de la economía global, actualmente basada en procesos lineales de extracción y descarte. “La naturaleza funciona en ciclos, mientras la economía sigue destruyendo sin dar espacio para la regeneración. Necesitamos modelos económicos que imiten la vida”, defiende.
“La COP30 está rodeada de muchas expectativas en relación con la Hoja de Ruta de Bakú a Belém y los 1,3 billones de dólares. Y no es casualidad que exista esta expectativa, especialmente entre los países con menos recursos y que están más en riesgo, como los países insulares, por ejemplo. Entonces, la realidad es que estamos pagando por la inacción de los últimos 30 años”, menciona también André Guimarães.
Combustibles fósiles
La mitigación es una de las estrategias de respuesta al cambio climático a través de la reducción de emisiones. Sus beneficios son globales y a largo plazo. Esto se hace evidente en el hecho de que, una vez estabilizadas las concentraciones de gases de efecto invernadero como resultado de los esfuerzos de mitigación, la temperatura media global de la superficie debería estabilizarse en pocas décadas, aunque podría producirse un pequeño aumento adicional a lo largo de los siglos.
A escala global, estudios apuntan que la dependencia de los combustibles fósiles para calefacción, generación de electricidad y transporte está entre los principales factores asociados al calentamiento global y al cambio climático. Para reducir las emisiones del sector energético, diversos países han adoptado políticas que combinan instrumentos económicos, medidas regulatorias y procesos políticos.
El Enviado Especial de la Sociedad Civil, André Guimarães, recuerda que las organizaciones también destacan la importancia de la transición energética. “De todas las organizaciones con las que hablé, el 100 % apunta que lo primero que debemos hacer es definir un destino para los combustibles fósiles. Tenemos que salir de Belém con un horizonte claro”.
El caso de Brasil, sin embargo, es particular. En los últimos años, la participación de las energías renovables en la Oferta Interna de Energía (OIE) brasileña aumentó al 49,1 % en 2023. En 2021, el porcentaje de fuentes renovables en la matriz energética brasileña era del 45 %, según el Balance Energético Nacional (BEN) 2024, elaborado por la Empresa de Pesquisa Energética (EPE) en colaboración con el Ministerio de Minas y Energía (MME). “Brasil tiene condiciones únicas para liderar con el ejemplo, demostrando que es posible reducir emisiones y, al mismo tiempo, mantener el crecimiento económico y la seguridad alimentaria”, enfatiza Guimarães.
Sérgio Xavier refuerza la necesidad de realizar una transición energética de forma inclusiva, con el propósito de reducir desigualdades. “Es un proceso que requiere mucho planeamiento, políticas públicas y acuerdos internacionales para que el mundo actúe en conjunto. El sector que hoy se beneficia enormemente de la producción de combustibles fósiles, se resiste a avanzar rápidamente. Por el contrario, aún quieren perforar nuevos pozos de petróleo y ampliar la producción, cuando en realidad deberíamos estar elaborando un plan de migración hacia otras fuentes de energía”.
La Amazonía como símbolo y liderazgo
La realización de la COP30 en Belém lleva consigo un simbolismo adicional: se trata del mayor bioma tropical del planeta, responsable de regular el régimen de lluvias en gran parte de América del Sur y de almacenar vastas cantidades de carbono. Para Xavier, el mensaje central que Brasil debe llevar al mundo es que la economía necesita estar en sintonía con los territorios y los biomas. “Es necesario construir cadenas productivas que fortalezcan el bosque en pie, respeten las culturas locales y regeneren los recursos naturales”, afirma.
Guimarães añade que la Amazônia evidencia la conexión entre conservación y seguridad alimentaria. “La mitad de la agricultura tropical depende del bosque para mantener la irrigación natural. Proteger la naturaleza es una condición indispensable para garantizar alimentos accesibles para miles de millones de personas. La seguridad alimentaria del planeta está intrínsecamente ligada a la protección de los bosques y los océanos”, afirma.
Más allá de los resultados técnicos, ambos Enviados Especiales destacan el carácter singular de la COP30. “Belém es una ciudad real, con sus bellezas y sus desafíos. Esta es la COP de la verdad”, resume Guimarães. Por su parte, Xavier ve en el encuentro la oportunidad de acercar las negociaciones globales a las realidades locales. “Es hora de un mutirão global que una territorios, comunidades y gobiernos en torno a una nueva economía regenerativa.”
Con un papel histórico de liderazgo ambiental y una de las matrices energéticas más limpias del planeta, Brasil llega a la COP30 con la oportunidad de demostrar que el desarrollo y la sostenibilidad pueden avanzar de la mano. La expectativa es que Belém se convierta en un hito, no solo en las negociaciones internacionales, sino también en la movilización de la sociedad global en torno a soluciones integradas para la mitigación y adaptación al cambio climático.
Versión en español: Mariana De Santi (POET/UFC)
Revisado por: Enora Lessinger (POET/UFC)
