Brasil reduce quemas y adopta medidas para liderar esfuerzos contra incendios forestales
El Ministerio de Medio Ambiente y Cambio Climático, junto con el Ibama y el ICMBio, refuerza las acciones preventivas; Brasil alcanza el índice más bajo de focos de calor de los últimos doce años entre enero y principios de agosto de 2025

Por Mayara Souto / COP30
Un número récord de brigadistas, el aumento de equipamiento y la realización de quemas controladas son algunas de las acciones que el gobierno brasileño lleva a cabo para prevenir y contener los incendios forestales. En Brasil, la temporada de quemas suele comenzar en agosto debido al pico de la sequía. Los efectos de las medidas preventivas ya se reflejan en los datos actuales, que muestran el índice más bajo de focos de calor en los primeros meses de 2025, en los últimos doce años. Este logro impulsa al país a liderar con el ejemplo, en medio de la organización de la COP30 en la Amazonía —el bioma brasileño más afectado por las quemas en 2024, según el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (Inpe).
Desde enero hasta el 7 de agosto de 2025, Brasil registró la menor cantidad de focos de incendio para el periodo en los últimos doce años: fueron alrededor de 30 mil. La última vez que se registró un volumen menor fue en 2013, con 28 mil casos. Los datos provienen del Programa de Quemas del Inpe.
En comparación con 2024, la reducción de quemas fue más significativa en el Pantanal y la Amazonía. En el primer bioma, se pasó de aproximadamente 6.600 focos en los primeros meses del año pasado a 126 en 2025. En la Amazonía, la cifra bajó de 30 mil a 7 mil casos.
“De hecho, estamos registrando un número muy por debajo del promedio, y lo atribuyo a dos factores. El primero es que el año pasado fue completamente atípico. Salimos del efecto de El Niño [que afecta los patrones de lluvia] y este año volvimos a un escenario prácticamente neutro. Además, se implementaron políticas derivadas de la situación del año pasado. Fue un conjunto de acciones de movilización de actores locales, de los gobiernos estatales y municipales, con inversiones en los cuerpos de bomberos y un refuerzo también a nivel federal, que está dando resultados”, explicó André Lima, secretario extraordinario de Control del Desmonte y Ordenamiento Ambiental Territorial del Ministerio de Medio Ambiente y Cambio Climático (MMA).
Según el Inpe, Brasil registró 278.299 focos de incendios forestales en 2024, lo que representa un aumento del 46,5 % respecto al año anterior. Para enfrentar ese escenario, se pusieron en marcha diversas medidas, cuyos beneficios ya pueden observarse en 2025.
“Brasil ha luchado para liderar con el ejemplo”, subrayó la ministra de Medio Ambiente y Cambio Climático, Marina Silva, durante la ceremonia que conmemoró un año desde la creación de la Política Nacional de Manejo Integrado del Fuego (PNMIF), en julio de 2025, una de las medidas adoptadas para fortalecer el combate a las quemas. También destacó que los avances deben continuar: “Hay que romper la inercia del resultado ya alcanzado. Cada año debemos superarnos”, declaró.
Acciones
El presidente del Instituto Brasileño del Medio Ambiente y de los Recursos Naturales Renovables (Ibama), Rodrigo Agostinho, destacó la importancia de la infraestructura consolidada gracias a iniciativas del gobierno federal a lo largo del último año.
“En la medida de lo posible, lo que notamos es que necesitamos reducir nuestra vulnerabilidad, aumentar nuestra capacidad de respuesta y mejorar nuestra estructura. Y eso es exactamente lo que estamos haciendo. Aprovechamos los recursos generados por la crisis del año pasado para mejorar nuestras estructuras y, este año, estamos mucho más preparados para actuar, tanto en la prevención como en el combate directo”, enfatizó Agostinho.
Actualmente, Brasil cuenta con el mayor contingente de brigadistas federales de su historia, con 4.385 profesionales —2.600 del Ibama y 1.785 del Instituto Chico Mendes de Conservación de la Biodiversidad (ICMBio).
Lo que representa un aumento del 26 % respecto a 2024. Además, se contrataron siete nuevos helicópteros para el uso del Ibama en operaciones contra incendios y desmonte, a los que se sumarán otros cuatro hasta principios de agosto, elevando a 11 el total de aeronaves disponibles para el instituto. Al mismo tiempo, se invirtieron más de R$ 45 millones en vehículos entre 2023 y 2025, lo que permitió casi duplicar la flota, alcanzando 799 unidades.
Parte de los recursos utilizados para reforzar la estructura de prevención y combate proviene del Fondo Amazonía, que desde 2023 aprobó R$ 405 millones para apoyar a los cuerpos de bomberos de los nueve estados de la Amazonía Legal. De este total, ya se contrataron R$ 370 millones. Además, por primera vez, el fondo también financia acciones similares en otros biomas, como el Cerrado y el Pantanal.
Otro instrumento clave es la Ley 15.143/2025, sancionada en junio, que amplía la capacidad de respuesta ante incendios forestales al permitir la transferencia directa de recursos del Fondo Nacional de Medio Ambiente (FNMA) a estados y municipios, y permite una actuación más efectiva de los brigadistas al reducir a tres meses el intervalo para su recontratación. La ley también autoriza el uso de aeronaves extranjeras en emergencias ambientales.
En septiembre del año pasado, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva firmó el Decreto 12.189, que aumenta las sanciones por incendios forestales en el país.
COP30
Se están llevando a cabo acciones específicas en Belém, en el estado de Pará, con miras a la COP30. En el ámbito de la prevención, el Ibama y el ICMBio impulsan dos medidas clave.
“Estamos construyendo cortafuegos en algunos lugares y realizando quemas controladas en otros. Este año tuvimos mejores condiciones y pudimos anticipar las acciones de prevención”, informó João Moreira, analista ambiental del ICMBio.
Las quemas controladas son una estrategia ampliamente utilizada para evitar incendios naturales de grandes proporciones. En estos casos, el fuego se provoca de forma intencional y controlada en ciertas áreas de vegetación, lo que genera una barrera natural contra la propagación de las llamas durante la estación seca. Por su parte, los cortafuegos son franjas de tierra sin vegetación, que actúan como una barrera física para evitar el avance del fuego.
En cuanto a la posibilidad de contener incendios durante la COP, aunque noviembre —mes en que se celebrará la cumbre— no coincide con la estación seca en Brasil, se está elaborando un plan.
“Uno de los estados que ya recibe atención especial es Pará. El este y el sur del estado fueron intensamente deforestados el pasado y presentan focos de incendio durante las estaciones secas. Por ello, estamos reforzando nuestros equipos y aprovechando el aumento del número de brigadistas”, afirmó el presidente del Ibama.
João Moreira añadió que no existen unidades de conservación bajo la gestión del ICMBio cerca de Belém que presenten incendios recurrentes, por lo que otras regiones son prioritarias para el instituto. “Vamos a apoyar al Ibama en lo que sea necesario en la región metropolitana, y nuestro foco estará muy concentrado en las unidades de conservación a lo largo de la BR-63, cerca de Itaituba y Santarém”, complementó.
Origen
Los incendios forestales son, en parte, un reflejo del cambio climático, como explica André Lima. “El mundo se está calentando, los eventos climáticos extremos son cada vez más intensos, prolongados y frecuentes, y los incendios son una consecuencia de los periodos de sequía, que son eventos extremos”, señaló.
Según el representante del MMA, uno de los principales factores que contribuyen a este escenario es la deforestación. “En condiciones normales de temperatura y humedad, el fuego no penetra en una selva húmeda. El problema es que, con el cambio climático, el agravamiento del déficit hídrico y la deforestación están haciendo que la selva sea más vulnerable. Antes, era un amortiguador de incendios. Durante la sequía, pasa a convertirse en combustible”, alertó.
Bosques
El presidente de la COP30, André Corrêa do Lago, destacó en su primera carta a la comunidad internacional la importancia de este ecosistema para frenar el cambio climático y sus impactos.
“Los bosques pueden ofrecernos un respiro en la lucha contra el cambio climático, en una ventana de oportunidad que se está cerrando con rapidez. Si revertimos la deforestación y recuperamos lo que fue destruido, podremos activar la eliminación masiva de gases del efecto invernadero de la atmósfera y, al mismo tiempo, devolver la vida a los ecosistemas. Ecosistemas más saludables también pueden ofrecer oportunidades para la resiliencia y la bioeconomía, promoviendo medios de vida locales, creando cadenas de valor sofisticadas y generando innovaciones en biotecnología”, escribió.