Proyecto Raiz

Brasil lanza iniciativa para recuperar áreas agrícolas degradadas en diferentes regiones del planeta

Proyecto RAIZ forma parte del mutirão global para acelerar inversiones en agricultura resiliente y restauración de tierras. Será implementado en el ámbito del Grupo de Activación del Objetivo Clave 8 de la Agenda de Acción de la COP30

Liderada por Brasil, RAIZ recibió el apoyo de nueve países. Foto: Rafa Neddermeyer/COP30
Liderada por Brasil, RAIZ recibió el apoyo de nueve países. Foto: Rafa Neddermeyer/COP30

Por Rafaela Ferreira/COP30

El Plan de Inversiones en Agricultura Resiliente para Degradación Cero de Tierras (RAIZ, por sus siglas en inglés) fue lanzado oficialmente este miércoles 19/11 durante la COP30, en Belém (Pará). La iniciativa busca movilizar recursos y compartir tecnologías para recuperar áreas agrícolas degradadas en diferentes regiones del planeta. RAIZ forma parte del mutirão global para acelerar las inversiones en agricultura resiliente y será implementado en el ámbito del Grupo de Activación del Objetivo Clave 8 de la Agenda de Acción de la conferencia.

Liderado por Brasil, el proyecto recibió además el apoyo de nueve países, según se anunció en el evento de alto nivel: Australia, Canadá, Alemania, Japón, Arabia Saudita, Nueva Zelanda, Noruega, Perú y Reino Unido. La iniciativa ayudará a los países participantes a movilizar y asignar estratégicamente inversiones públicas y privadas destinadas a la restauración a gran escala de tierras agrícolas degradadas.

El ministro de Agricultura y Ganadería (MAPA), Carlos Fávaro, recordó que RAIZ se basa en las lecciones aprendidas con el Green Way y el Eco Invest en Brasil, un mecanismo innovador que movilizó cerca de 6 mil millones de dólares en deuda pública y préstamos comerciales para restaurar hasta 3 millones de hectáreas de pastizales. “Son 3 millones de hectáreas que fueron incorporadas al sistema productivo y, sin duda alguna, eso ya hizo posible que Brasil, en 2025, cosechara la mayor zafra de todos los tiempos”, dijo durante el evento.

 “Con el apoyo de Embrapa (Empresa Brasileña de Investigación Agropecuaria), ya se han detectado, por lo menos, 40 millones de hectáreas en áreas en algún nivel de degradación. Son áreas que pueden ser recuperadas con inversiones que permitan refertilizar, aportar materia orgánica, fertilizantes y volver a producir en un nivel de excelencia”, afirmó el ministro de Agricultura y Ganadería.

La iniciativa RAIZ es coordinada por el MAPA en alianza con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la Food and Land Use Coalition (FOLU), el Consejo de Investigación Agrícola Internacional (CGIAR), la Iniciativa de Restauración de Tierras del G20, el Banco Mundial, el Instituto Clima y Sociedad (iCS) y Agroícone.

Áreas degradadas

Según un estudio de la FAO, más de 20% de las tierras agrícolas del mundo están actualmente degradadas, lo que equivale a cerca de mil millones de hectáreas. Los suelos degradados son menos productivos y resilientes, lo que contribuye a la inseguridad alimentaria e impulsa la expansión hacia ecosistemas naturales, incluyendo la deforestación. RAIZ responde a la creciente demanda mundial por seguridad alimentaria y preservación de los ecosistemas productivos. Estimaciones de la ONU señalan que 2 mil millones de hectáreas de tierras están degradadas en el planeta, afectando directamente a 3,2 mil millones de personas. Aún según la FAO, cerca de 10 millones de hectáreas de bosques son deforestadas por año, y datos del Global Forest Watch (2024) muestran que la pérdida de bosques tropicales primarios alcanzó aproximadamente 6,7 millones de hectáreas el último año.

La directora ejecutiva de FOLU, Morgan Gillespy, destacó que restaurar apenas 10% de las tierras agrícolas degradadas podría recuperar 44 millones de toneladas de producción anual de alimentos. “Eso podría alimentar a 154 millones de personas y crear millones de empleos rurales. Esta no es solo una agenda ambiental. Es una agenda de crecimiento, seguridad alimentaria y empleo. Es una agenda de resiliencia climática.”

Gillespy también subrayó la importancia del financiamiento de RAIZ, que no es simplemente “otro fondo”, sino una aceleradora. “La propuesta es muy sencilla: ayudar a gobiernos e inversores a crear mecanismos nacionales de financiamiento público-privado que desbloqueen inversiones para la restauración a gran escala. Está anclada en la Agenda de Acción de la COP30 y aporta un beneficio cuádruple para el clima, la biodiversidad, la seguridad alimentaria y la restauración de tierras”, señaló Morgan.

Pilares de RAIZ

La propuesta es que la acción ofrezca cuatro servicios a los países. El primero es el mapeo de paisajes degradados para priorizar áreas de inversión. La idea es establecer una herramienta de mapeo interactiva que satisfaga la necesidad de análisis precisos, permitiendo dirigir el financiamiento hacia áreas con mayor potencial de ganancia en productividad.

Un segundo punto es identificar soluciones de restauración viables y evaluar las necesidades de financiamiento. Con ello, los gobiernos recibirán apoyo para analizar soluciones de restauración escalables y desarrollar una evaluación de financiamiento para la restauración de tierras agrícolas, que describa costos, retornos y brechas de financiamiento. En tercer lugar, RAIZ reunirá a inversores interesados para crear o adaptar vehículos de coinversión que apalanquen el financiamiento público para reducir el riesgo de las inversiones privadas y el costo del capital.

Por último, promoverá la colaboración y el intercambio de conocimientos dentro del ecosistema de restauración. El objetivo es consolidar las lecciones aprendidas con experiencias nacionales en estudios de caso y orientaciones que contribuyan al aprendizaje entre pares a nivel global y mejoren las condiciones necesarias para el financiamiento de la restauración.

Para el Enviado Especial con foco en Agricultura, Roberto Rodrigues, la agricultura tropical y RAIZ pueden replicarse en otros países del cinturón tropical. “Con ellas será posible promover una transición energética justa y generar empleo, riqueza y renta en esas naciones, con la ciencia y la tecnología contribuyendo al enfrentamiento de los cambios climáticos. Necesitamos proteger aquello que es más esencial para el planeta: la paz universal. Estoy convencido de que la agricultura tropical demuestra, incluso a través de RAIZ, ser un instrumento de paz y unión global”, concluyó Roberto, quien ya fue ministro del área en Brasil.

Versión en español: Enora Lessinger (POET/UFC)         
Revisado por: Mariana De Santi (POET/UFC)