Líderes religiosos se unen para debatir la relación con el clima y el medio ambiente
En un círculo, representantes del judaísmo, la umbanda, el islam y otras creencias intercambiaban experiencias sobre la relación con la tierra. El encuentro fue promovido en sintonía con el Balance Ético Global de la COP30, que busca incluir la diversidad cultural en la movilización contra el cambio climático

Por Mayara Souto /COP30
Axé. Amén. Namasté. Ubuntu. Fe. Estas eran algunas de las palabras con referencia religiosa que se desplegaban en una gran pancarta, extendida en medio de un círculo de personas de diversas confesiones. Todas compartían una creencia común: es necesario unir fuerzas para enfrentar la crisis climática. La relación entre la fe y el clima, en el marco de la preparación para la COP30, fue el eje del encuentro intercultural “Fe en el Clima”, realizado el miércoles, 13 de agosto, en el Memorial de los Pueblos Indígenas.
Con pipa y sonajero, entonando cantos indígenas, Mirim Ju Yam, de la etnia guaraní, abrió la rueda de conversación recordando la relación ancestral y sagrada de los pueblos indígenas con la tierra. “En nuestra cultura está la semilla de la preservación, de la vida en armonía con la tierra y el entendimiento de que la naturaleza no es aquello que está afuera. La naturaleza no es un objeto. La naturaleza es todo lo que existe. Nosotros somos parte de esa naturaleza”, subrayó.
El sonido del tambor y el humo de hierbas sahumadas también formaron parte de la ceremonia, marcando la presencia de las religiones de matriz africana. “Sin bosques, sin selvas, no existe religión”, resumió Mãe Cícera da Oxum, quien llamó la atención sobre el vínculo de la Umbanda con los componentes de la naturaleza.

“El agua dulce es de Oxum, el agua de lluvia es de Iansã, el agua de la laguna es de Nanã, que es la descomposición; cae en la laguna, la laguna descompone, se convierte en fósil, va a las profundidades y tiene un nuevo comienzo. Tenemos al dios de los bosques, Oxóssi. Todos nuestros dioses son de la naturaleza”, explicó la religiosa, en referencia a los orishas del candomblé, religión afrobrasileña.
La dependencia de la naturaleza también está presente en el Corán, libro sagrado musulmán, según Omar Lakis, representante de esa religión y líder juvenil del Instituto de Estudios de la Religión (ISER). Él relató que el profeta Mahoma enseñaba a sus seguidores lecciones de preservación ambiental.
“Ellos economizan agua, incluso con abundancia de agua, economizaban algunos recursos. Hay una palabra para eso que se llama ruma, que es tener la costumbre de usar lo necesario. Es usar el agua de forma necesaria, tu alimento de forma necesaria, es plantar un árbol”, contó el representante religioso, quien dijo que este es un “estilo de vida que coincide” con la mitigación del cambio climático.
Los líderes religiosos se escuchaban atentamente, concordando con sus pares y compartiendo experiencias. La certeza, independientemente de la religión, es la dependencia de la naturaleza para existir y, así, vivir el propósito de sus creencias.
“Dios creó la Tierra y nosotros estamos aquí para cuidarla. Y eso lo vemos en todas las religiones, religiones incluso a veces con más conexión con la tierra. Y yo creo que, cuando todos nos unimos, dejamos de ser minorías y pasamos a ser una mayoría muy positiva, luchando por nuestro lado común, por la casa, por la Tierra, que es nuestro bien mayor”, destacó Ida Katz Carraly, de la comunidad judía.
La líder religiosa también recordó una práctica milenaria recomendada en la Torá, libro sagrado judío. “Existe, por ejemplo, una regla que dice que cada siete años la tierra tenía que descansar. Era un año sabático de la tierra. Y eso lo vemos, hoy en día, aplicarse en aquellas culturas de rotación, en las que no se puede plantar todos los años lo mismo en la misma tierra”, afirmó.
“Comunión”
El evento Fe en el Clima 2025 se realizó en sintonía con el Balance Ético Global (BEG), propuesto por la presidencia de la COP30 con el objetivo de llevar a cabo una escucha ética y planetaria sobre la crisis climática, reuniendo a líderes sociales, culturales, espirituales, empresariales, científicos y políticos.
Por ese motivo, estuvo presente en el lugar la directora ejecutiva de la COP30, Ana Toni, quien comentó cómo el encuentro interreligioso fortalece la idea de un “mutirão” (esfuerzo conjunto). “Hemos hablado y convocado a este gran ‘mutirão’ para combatir el cambio climático, en el que todos participen. Pero creo que, después de este evento, diría que la COP30 es un gran “mutirão”, pero también una gran comunión”, destacó.

La ministra de Medio Ambiente de Brasil, Marina Silva, también resaltó el trabajo conjunto, incluso de los líderes religiosos, para impulsar cambios. “Es un ‘mutirão’ para implementar. Ya no hay que quedarse solo conversando, ya son 33 años de conversación. Logramos muchas cosas, avanzamos en muchas cosas, pero ahora ya estamos viviendo una emergencia climática”, subrayó.
En la ocasión, la ministra también comentó su propia relación con la religión. “Ustedes saben que yo tengo fe cristiana y respeto todas las manifestaciones religiosas y a quienes no tienen ninguna religión. Porque tenemos una base sagrada común, que es el hecho de ser humanos. Y en esa base común podemos conversar, podemos interpelarnos, incluso para que cada uno profundice aún más su respectiva dirección. Entonces, es en esa base común, de ser todos humanos y parte de esta comunidad de vida, que incluyo no solo nuestra vida, sino también las otras formas de vida”, reflexionó.
La también líder del BEG destacó la importancia de esa diversidad cultural y de creencias en el llamado a una acción climática con ética. “Quiero que cada uno salga de aquí, con sus más diversas formas de creer, con objetivos para esta COP. Hay tantas cosas que tenemos que negociar y resolver, ¿no? Y espero que el Balance Ético pueda traer todas las verdades incómodas que, a veces, los gobiernos, las empresas y el sector financiero no quieren escuchar”, concluyó.