INVERSIÓN

Fondo socioambiental brasileño invirtió más de 470 millones de reales en 228 proyectos en 16 años

Casi 57 millones de personas ya fueron beneficiadas por el FSA CAIXA, gestionado por el banco. El mecanismo, que será presentado en la COP30, garantizó la plantación de más de 3,9 millones de árboles y la preservación de 721 nacientes.

El FSA actúa en la preservación de los recursos naturales y el combate a las desigualdades, entre otras áreas de acción. Foto: DEV IMAGES
El FSA actúa en la preservación de los recursos naturales y el combate a las desigualdades, entre otras áreas de acción. Foto: DEV IMAGES

Por Caixa Econômica Federal

Creado en 2010, el Fondo Socioambiental (FSA) CAIXA ya ha destinado cerca de 474 millones de reales a 228 proyectos en diferentes áreas de actuación hasta el año 2025. Se estima que casi 57 millones de personas han sido beneficiadas directa o indirectamente por este mecanismo financiero. Los resultados alcanzados serán presentados por el banco brasileño durante la COP30.

El FSA actúa en la preservación de los recursos naturales, recuperación de nacientes y áreas degradadas, apoyo a la regularización de tierras e incentivo a la ampliación de fuentes de agua y estaciones de tratamiento. Además, promueve acciones para enfrentar las causas de las desigualdades sociales, culturales y educativas, con iniciativas en salud, deporte, protección y generación de ingresos para poblaciones en situación de vulnerabilidad, especialmente niños, mujeres y jóvenes.

Los recursos del FSA provienen de la utilidad neta ajustada anual de CAIXA. El acceso a estos fondos se realiza por medio de convocatorias públicas para presentación de propuestas.

El vicepresidente de Sostenibilidad y Ciudadanía Digital en ejercicio de CAIXA, Jean Benevides, destacó algunos de los resultados generados por el FSA y las perspectivas para nuevas inversiones:
“Son 476 mil familias con comida en la mesa, formación profesional, generación de ingresos, ayudando a preservar el lugar donde viven. Estamos hablando de niños, mujeres, quilombolas, indígenas, brasileños y brasileñas de todas las regiones. Las iniciativas también prevén la plantación de más de 7 millones de árboles. Y el FSA CAIXA también apoyó a 120 industrias y 88 emprendimientos del sector cerámico. Todo esto alineado con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU y con los propósitos de la COP30”, subrayó.

El fondo comenzó a operar con ocho proyectos seleccionados en 2011. Pero ya en 2012, ese número se multiplicó por diez, demostrando que se trataba del inicio de una iniciativa exitosa.

Financiación climática

El socioambientalista Thiago Ávila destacó que, a través del FSA, CAIXA contribuye a la construcción de una sociedad saludable y en armonía con la naturaleza, además de reforzar la vocación de Brasil como potencia socioambiental global.

“En este contexto, el papel de CAIXA es impulsar iniciativas que permitan frenar la degradación ambiental planetaria y regenerar nuestros biomas y ecosistemas. El fondo cumple una función estratégica en esta misión, pues es el principal instrumento que conecta al banco con proyectos que van desde la base comunitaria hasta iniciativas de gran escala en todo el país”, afirmó.

Reforestación y prosperidad

Uno de los proyectos transformó la vida de Francisca Sarijane, de 32 años. Madre de dos niños, uno de 15 y otro de 5, la habitante de Santana do Araguaia, en el extremo sur del estado de Pará, conoció el proyecto de Restauración Ecológica del Corredor de Biodiversidad del Araguaia hace tres años, cuando buscaba un empleo para complementar el ingreso familiar, que dependía exclusivamente del trabajo de su esposo.

Ejecutado por el Instituto Black Jaguar, el proyecto se desarrolla en los municipios de Caseara (TO) y Santana do Araguaia (PA), que forman parte del Corredor de Biodiversidad del Araguaia, con foco en el plantío de especies nativas de los biomas Cerrado y Amazônia. El objetivo es restaurar el equilibrio entre la naturaleza y la humanidad, preservando el medio ambiente para las generaciones futuras.

Francisca trabalha como viveirista. Foto: Caixa Econômica Federal
Francisca trabalha como viveirista. Foto: Caixa Econômica Federal

Francisca trabaja en la producción de plántulas y en su cuidado hasta que estén listas para ser trasplantadas. Ella cuenta cómo su vida cambió al convertirse en viverista: “No fue solo en lo económico, al poder ayudar a mi familia que estaba pasando dificultades, sino también en mi visión del futuro. Antes vivía encerrada en mi pequeño mundo, sin noción de lo que pasaba afuera, de lo que podía ocurrirle al planeta o de lo que podía perjudicarnos”.

Ahora, Francisca se esfuerza por compartir el conocimiento que adquiere en el proyecto: “Lo que aprendo aquí se lo enseño a mis hijos, y así, sucesivamente. Esta generación puede hacer algo; ya no podemos esperar. El futuro es ahora. Hoy estamos viviendo el cambio climático, muchas quemas. Tenemos que cuidar y preservar, para que la próxima generación no sufra lo que estamos sufriendo por culpa de la anterior”.

Además de sus hijos —que, entusiasmados con la actividad de su madre, ya comparten el conocimiento en la escuela—, Francisca también interactúa con estudiantes que visitan su lugar de trabajo.
“Los ponemos a trabajar, a ver lo que hacemos en el día a día: plantar, sembrar, cuidar, regar, meter las manos en la tierra de verdad. Se les nota el brillo en los ojos, y eso es emocionante. Enseñarles y saber que con seguridad lo transmitirán a otros, es muy gratificante”, afirma con orgullo.

Tierra degradada convertida en agroforestería

En el sur de Ceará, en la zona rural del municipio de Nova Olinda, Francisco Luciano, de 41 años, vive con su esposa e hijos. Es uno de los beneficiados por otro proyecto financiado por el FSA CAIXA: la Red de Conservación y Restauración de la Chapada do Araripe, ejecutada por el Centro de Pesquisas Ambientais do Nordeste (CEPAN). Su familia fue contemplada con el financiamiento para implementar un Sistema Agroforestal (SAF) en su propiedad. “El CEPAN vio que ya preservábamos, que ya plantábamos, y me dijeron: ‘Luciano, mereces ser beneficiado con el SAF. Lo haremos todo por nuestra cuenta. No tendrás que pagar nada’. Y me puse muy feliz. Era mi sueño montar una agrofloresta, pero no tenía los medios”, relata, emocionado.

El proyecto promueve la conservación de la biodiversidad del bioma Caatinga, generando beneficios sociales y económicos mediante la restauración forestal de 500 hectáreas, la implementación de sistemas agroforestales, el desarrollo de capacidades, la creación de mercados locales de semillas y plántulas de especies nativas, y el estímulo al empoderamiento de mujeres y comunidades tradicionales en el territorio de la Chapada do Araripe, que abarca los estados de Ceará, Pernambuco y Piauí.

En la familia, la agricultura familiar se transmite de generación en generación. Foto: CAIXA
En la familia, la agricultura familiar se transmite de generación en generación. Foto: CAIXA

Luciano afirma que su sustento siempre ha venido de la agricultura. Hace ocho años, después de vivir un tiempo en el Centro-Oeste del país, volvió a su estado natal, vendió algunos bienes y, hace tres años, compró la propiedad donde construyó no solo su casa, sino también un refugio de paz y aire puro para su familia.
“Mi tierra estaba muy degradada, porque se la compré a gente que criaba ganado. La fui preservando, y hoy ya está muy diferente de lo que era. Creo que, gracias a esta reforestación, va a mejorar al 100%”, asegura.

Luciano espera que en el futuro pueda también generar ingresos con las semillas de los árboles recientemente plantados, y que, con la ayuda del proyecto, pueda entregarlas a los viveros.

Gracias al proyecto apoyado por el FSA CAIXA, el agricultor ha perfeccionado sus conocimientos agrícolas y aprendido técnicas de poda, cómo hacer biomasa y eliminar maleza invasora para iniciar nuevas siembras. Luciano cultiva yuca, frijol y frutas como limón, papaya, mango y maracuyá.

“Vendemos, consumimos y compartimos con quienes nos piden. Así, uno se alimenta, gana un dinerito y ayuda al prójimo”, dice con alegría.

Versión en español: Mariana De Santi (POET/UFC)
Revisado por: Enora Lessinger (POET/UFC)