Primera Carta del Presidente de la COP30, Embajador André Corrêa do Lago
10 de marzo de 2025
Estimadas amigas, estimados amigos,
Al llegar al segundo cuarto del siglo XXI, la comunidad internacional debe reflexionar sobre los valores humanos compartidos que nos mantienen unidos: paz y prosperidad, esperanza y renovación, consideración y gratitud, unidad y conexión, resiliencia y optimismo, generosidad y bondad, diversidad e inclusión. Estos valores realzan nuestro espíritu colectivo en un siglo que pondrá a prueba la capacidad de adaptación e innovación de nuestra especie en la construcción de un futuro común.
Brasil acogerá y presidirá la 30.ª sesión de la Conferencia de las Partes (COP30) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (UNFCCC) en noviembre de 2025, en un contexto de varios marcos históricos: la COP30 marcará los 20 años desde que entró en vigor el Protocolo de Kioto y 10 años desde que se firmó el Acuerdo de París. Se ha aprendido mucho a lo largo de las tres décadas de nuestro régimen multilateral. Entre logros y obstáculos, la UNFCCC ha sido un espejo de las mayores cualidades y limitaciones de la humanidad, demostrando cómo deberían funcionar nuestras sociedades, economías y políticas – y cómo funcionan en la práctica.
Me siento muy honrado de haber sido nombrado por el presidente Luiz Inácio Lula da Silva como presidente designado de la COP30. Como negociador en materia de cambio climático desde hace mucho tiempo, asumo esta inmensa responsabilidad y estoy decidido a servir al proceso hacia la COP30 y más allá, en consonancia con nuestros valores humanos compartidos y la misión de consolidar nuestro legado común, al mismo tiempo que buscamos la innovación necesaria para responder a la crisis climática.
Cooperación entre los pueblos para el progreso de la humanidad
En 1988, nosotros, las Naciones Unidas, identificamos por primera vez el cambio climático como una "preocupación común de la humanidad" y decidimos crear el Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC). Cuatro años después, nuestros líderes escucharon las advertencias científicas y se reunieron en Río de Janeiro, con el objetivo final de evitar interferencias antrópicas peligrosas en el sistema climático. En la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo de 1992, la "Cumbre de la Tierra", o Rio92, los líderes mundiales firmaron la UNFCCC, definiendo los principios y los cinco pilares de la respuesta multilateral al cambio climático: la mitigación, la adaptación, la financiación, la tecnología y la capacitación.
De forma similar al papel de la UNFCCC en la inauguración de la gobernanza climática multilateral, la Constitución Federal de Brasil, adoptada ese mismo año de 1988, consagró los objetivos fundamentales de la República brasileña: construir una sociedad libre, justa y solidaria; garantizar el desarrollo nacional; erradicar la pobreza y la marginación y reducir las desigualdades sociales y regionales; y promover el bienestar de todos, sin prejuicios de origen, raza, sexo, color, edad y cualquier otra forma de discriminación. La Constitución de Brasil también exige que el país se rija en sus relaciones internacionales por principios que incluyen la "cooperación entre los pueblos para el progreso de la humanidad". Este principio fundamental guiará la presidencia de la COP30 – no solo porque la diplomacia brasileña está constitucionalmente vinculada, sino porque está firmemente convencida de que no puede haber progreso futuro para la humanidad sin una cooperación profunda, rápida y duradera entre nuestros pueblos.
La COP30 en el epicentro de la crisis climática
Entramos en 2025 con la confirmación de que 2024 fue el año más caluroso jamás registrado globalmente y el primero en el que la temperatura media global superó en 1.5°C los niveles preindustriales. A continuación, enero de 2025 fue el mes más caluroso jamás registrado. Basándose en trabajos anteriores sobre los riesgos físicos, transitorios y jurídicos relacionados con el clima, el Consejo de Estabilidad Financiera – organización internacional que supervisa y recomienda políticas para el sistema financiero global – informó en enero que los choques climáticos podrían amenazar la estabilidad financiera mundial. Así, la COP30 será la primera que se celebre posiblemente en el epicentro de la crisis climática y que tendrá lugar en la Amazonia, uno de los ecosistemas más vitales del planeta que, según los científicos, corre ahora el riesgo de alcanzar un punto de inflexión irreversible.
Desde hace mucho tiempo conocemos la escala y la gravedad del cambio climático y sus crecientes impactos. Afirmamos y reafirmamos que el calentamiento global es una amenaza existencial para la humanidad. Disponemos de conocimiento científico sobre el tema durante más de 35 años, consolidado desde el primer informe de evaluación del IPCC de 1990.
Ahora, además de escuchar sobre los riesgos climáticos, estamos viviendo bajo la urgencia climática. El cambio climático ya no se limita tan solo a la ciencia y el derecho internacional. Ha llegado a nuestra puerta, afectando nuestros ecosistemas, ciudades y vidas cotidianas. Desde Siberia hasta la Amazonia, desde Porto Alegre hasta Los Ángeles, ahora afecta a nuestras familias, la salud, el costo de vida y nuestras rutinas de educación, trabajo y ocio. Las escenas en que se retratan los desastres climáticos y el sufrimiento humano invaden nuestra sala de estar, exhibidas en la televisión y en las redes sociales, mientras nos adentramos rápidamente en una zona de peligro en la que los ricos de los países desarrollados y en desarrollo se aíslan detrás de muros resilientes al clima. Mientras tanto, los pobres, tanto en los países en desarrollo como en los desarrollados, sufren cada vez más. Inevitablemente, los fenómenos extremos – y los posibles puntos de inflexión climáticos – afectarán cada vez más a todos los países, a todas las comunidades y a todos los individuos, especialmente los más vulnerables.
Un llamado global contra el cambio climático
Mientras vivimos el luto de las pérdidas humanas y materiales, 2025 debe ser el año en que canalicemos nuestra indignación y tristeza hacia una acción colectiva constructiva. El cambio es inevitable – ya sea por elección o por catástrofe. Si el calentamiento global no se controla, se nos impondrá un cambio que desestabilizará nuestras sociedades, economías y familias. Si, en cambio, elegimos organizarnos en una acción colectiva, será posible reescribir un futuro diferente. Escoger este cambio nos brinda la oportunidad de un futuro que no esté dictado por la tragedia, sino por la resiliencia y la capacidad de actuar hacia una visión que nosotros mismos proyectemos.
Tras aceptar la realidad y luchar contra la catástrofe, el cinismo y el negacionismo, la COP30 debe ser un momento de esperanza y posibilidades a través de la acción – jamás de la parálisis y la fragmentación. Debemos hacer frente al cambio climático juntos y reactivar nuestras habilidades colectivas e individuales de respuesta: nuestras "responsa- habilidades".
La cultura brasileña heredó el concepto de "mutirão" (Motirõ en tupí-guaraní) de los pueblos indígenas nativos de Brasil, término se refiere a una comunidad que se reúne para trabajar en una tarea compartida, ya sea al cosechar, construir o apoyarse mutuamente. Al compartir esta inestimable sabiduría ancestral y tecnología social, la presidencia de la COP30 invita a la comunidad internacional a unirse a Brasil en un "mutirão"(esfuerzo conjunto) global contra el cambio climático, un esfuerzo global de cooperación entre los pueblos para el progreso de la humanidad.
Juntos, podemos convertir la COP30 en el punto de partida de una nueva década de inflexión en la lucha climática global. Como país del fútbol, Brasil cree que se puede ganar "de remontada". Esto quiere decir que podemos luchar con miras a cambiar el partido cuando la derrota parece inevitable. Juntos, podemos transformar la COP30 en el momento en que remontamos el partido, cuando implementamos nuestros logros políticos y nuestro conocimiento colectivo sobre el clima para cambiar el rumbo de la próxima década. La COP30 puede ser la COP en la que alineemos esfuerzos en todo el mundo: comenzando desde los gobiernos nacionales hasta los municipales, desde los mercados de capitales internacionales hasta las pequeñas tiendas de barrio, desde los principales agentes tecnológicos hasta los innovadores locales, desde los conocimientos académicos hasta los tradicionales.
Convocando a las Naciones Unidas en una nueva alianza contra un enemigo común: el cambio climático
Tras recuperar nuestras capacidades de respuesta, debemos inspirarnos en victorias históricas al superar las amenazas existenciales pasadas. 2025 también es el año en que la comunidad internacional recuerda que representa el legado de la alianza que, hace ocho décadas, decidió dejar las diferencias para unirse contra un enemigo común, la sombra de la guerra. Este año marca el 80.º aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial y de nuestra alianza al crear las Naciones Unidas. La filósofa germano-estadounidense Hannah Arendt denunció la "banalidad del mal" como la aceptación de lo que era inaceptable. Ahora, nos enfrentamos a la "banalidad de la falta de acción", una falta de acción irresponsable y también inaceptable.
En esta década crítica, Brasil convoca a nuestra alianza de pueblos a que dejemos una vez más de lado nuestras diferencias y nos unamos para vencer al enemigo común: el cambio climático. Esta vez, contaremos con bases sólidas que nos llevarán a la victoria. La ciencia confirma que tenemos los recursos para luchar contra el cambio climático. Entre ellos, la tecnología ahora avanza las fronteras de la vida y de las redes digitales, capaces de conectar, apalancar y distribuir recursos a través de flujos sin precedentes en velocidad y escala. Aunque marcada por la desigualdad y vulnerable a los riesgos climáticos, nuestra arquitectura financiera ha adquirido sofisticación en crisis anteriores y puede ser reformada y mejorada. La COP30 puede ser el momento en que alineemos los flujos financieros internacionales e integremos las transiciones digitales y climáticas en una única y nueva revolución industrial que sea consciente con relación al clima.
Palancas: grandes mentes, audacia y solidaridad basadas en el trabajo
La próxima presidencia de la COP30 invita a los líderes y partes interesadas más allá de la UNFCCC – en las finanzas, los gobiernos subnacionales, el sector privado, la sociedad civil, el medio académico y la tecnología – a participar en nuestro "mutirão" (esfuerzo conjunto) global. La humanidad los necesita.
El matemático y físico Arquímedes de la antigua Grecia dijo: "Dame una palanca lo suficientemente larga y un punto de apoyo, y moveré el mundo". Líderes y partes interesadas de todos los sectores de la sociedad, dennos palancas lo suficientemente largas y la COP30 servirá como punto de soporte para apoyarlas. Juntos, moveremos el mundo hacia transiciones para economías bajas en carbono y resilientes al clima.
A nuestros pensadores, líderes espirituales, artistas y filósofos, les pedimos que nos ayuden a trascender mentalidades obsoletas, preservando valores compartidos e innovando hacia un renacimiento planetario. La humanidad necesita regenerar su relación consigo misma y con la naturaleza a la que pertenece.
Necesitamos que los líderes locales, las pequeñas empresas, los padres y las madres, los individuos y los profesionales de la salud, la educación y la seguridad pública regeneren nuestras comunidades como fortalezas de pertenencia, cooperación y propósito. Nuestra familia humana será tan resiliente como nuestras comunidades y barrios sean cohesivos y fuertes. Al fortalecer los valores de la ciudadanía, debemos ofrecer a nuestros hijos una visión, modelos a seguir y la orientación para demostrar que el grado de respeto mutuo y hacia el medio ambiente es el grado de respeto hacia nosotros mismos.
Mientras nos preparamos para la COP30, la presidencia reclutará agentes entre las partes interesadas no estatales para que se asocien como "palancas", ayudando a aplicar soluciones en "puntos de elevado apalancamiento", donde pequeños cambios pueden resultar en grandes impactos en el comportamiento de sistemas complejos. Los incentivos que representan las reglas y los límites de nuestros sistemas pueden convertirse en fuertes puntos de palanca para transiciones climáticas justas, rápidas y amplias.
Reconocer la necesidad de actuar lo más rápido posible para enfrentar al cambio climático debe inspirar nuevas actitudes. Debemos reconocer que cuestiones consideradas como "problemas" pueden surgir como importantes "soluciones". Podemos revertir la percepción del papel de algunos agentes, sectores, tecnologías y prácticas que han evolucionado y que, por estar preparados, pueden ofrecer contribuciones importantes.
Cuando nos reunamos en la Amazonia brasileña en noviembre, debemos escuchar atentamente la ciencia más avanzada y reevaluar el extraordinario papel que han desempeñado los bosques y las personas que los preservan y dependen de él. Los bosques pueden hacernos ganar tiempo en la acción climática durante una ventana de oportunidad que se está cerrando rápidamente. Si revertimos la deforestación y recuperamos lo que se ha perdido, podremos activar la eliminación masiva de gases de efecto invernadero de la atmósfera y, al mismo tiempo, devolver a la vida los ecosistemas. Además, ecosistemas más sanos pueden ofrecer oportunidades para la resiliencia y la bioeconomía, promoviendo medios de vida locales, creando cadenas de valor sofisticadas y generando innovaciones en biotecnología. Aprovechar ese potencial extraordinario exige mayor apoyo e inversión global, incluso a través de recursos financieros, transferencia de tecnología y capacitación.
Palancas: las partes interesadas dentro de la UNFCCC
A los líderes y partes interesadas en las negociaciones de la UNFCCC: la COP30 debe representar una transición decisiva de la fase de negociación del régimen, que ha logrado situar el clima en el centro de los debates económicos, sociales y políticos del mundo. Ha habido un progreso colectivo importante hacia el objetivo de temperatura del Acuerdo de París, de un calentamiento global esperado superior a 4 °C, según algunas proyecciones anteriores a la adopción del Acuerdo, a un aumento en el rango de 2.1 °C - 2.8 °C con la implementación integral de las actuales Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC).
El Acuerdo de París está funcionando, pero queda mucho por hacer.
A los negociadores del clima: a medida que seguimos fortaleciendo el régimen, es relevante hacer una autocrítica y responder mediante la acción a gran parte de la percepción externa de que las negociaciones se han extendido por más de tres décadas con pocos resultados efectivos. En vista de la urgencia climática, necesitamos una nueva era más allá de las negociaciones: debemos ayudar a poner en práctica lo que se acordó. Debemos impulsar decisivamente las palancas de nuestros procesos, mecanismos y órganos para alinear los esfuerzos dentro y fuera de la UNFCCC con los objetivos a largo plazo del Acuerdo de París relativos a temperatura, resiliencia y flujos financieros.
A los formuladores de políticas nacionales y líderes políticos: los Gobiernos tienen la capacidad de respuesta para mover las palancas de la acción climática y de la ambición en sus próximas NDC. De manera integrada, nuestras NDC deben ajustarse a los objetivos de temperatura del Acuerdo de París. Los líderes nacionales deben honrar su determinación para limitar el aumento de la temperatura global a 1,5 °C. Las vidas humanas dependen de ello, los empleos futuros dependen de ello, los ambientes saludables dependen de ello.
Hay una gran expectativa con respecto al balance de las NDC en la COP30. Como todos sabemos, las NDC son determinadas nacionalmente y, por lo tanto, no están sujetas a negociaciones multilaterales. Sin embargo, estimularemos una reflexión franca y colectiva sobre los cuellos de botella que han dificultado la ambición y la implementación en el cambio climático.
En el futuro, se nos juzgará por nuestra voluntad de responder con firmeza a la creciente crisis climática. La falta de ambición será juzgada como falta de liderazgo, porque no habrá liderazgo mundial en el siglo XXI que no esté definido por el liderazgo climático. Podemos estar en el lado correcto de la historia, convirtiendo las NDC en plataformas para un futuro próspero que consagre la determinación nacional de contribuir y transformar. En el periodo previo a la COP30, necesitamos NDC ambiciosas que prioricen la calidad como el cumplimiento de las obligaciones legales del Acuerdo de París.
Ayudándonos mutuamente en las transiciones justas, nuestras responsabilidades comunes, a pesar de que son diferenciadas, servirán como fuertes palancas para la voluntad de los países de contribuir a la lucha contra el cambio climático. Nuestro punto de apoyo: la cooperación internacional para fortalecer las capacidades e instituciones respectivas en todos los países. Reconociendo que todos somos interdependientes en la lucha contra el cambio climático, debemos admitir que la comunidad internacional es tan fuerte como su eslabón más débil.
La COP30 servirá como punto de apoyo para palancas largas dentro y fuera de la UNFCCC porque nuestro régimen climático multilateral es fuerte, resiliente y lleno de recursos. El multilateralismo climático se basa en la sabiduría y los logros de cada una de las últimas 29 COP. Apoyándose en los hombros de nuestros predecesores, la presidencia de la COP30 muestra su humildad ante los legados de las COP 21 a la 29, los cuales debemos preservar y expandir.
Defendiendo el multilateralismo: preservación y expansión de nuestro legado colectivo
Con el apoyo de todo el Sistema de las Naciones Unidas, tal como lo determina el Secretario General, António Guterres, nuestras instituciones multilaterales pueden y presentarán resultados proporcionales a la escala del desafío climático.
Desde que América Latina y el Caribe depositaron su confianza en Brasil para ser la sede de la COP de nuestra región, el camino hacia la COP30 ha sido trazado con éxito por las presidencias de la COP28 y COP29 de los Emiratos Árabes Unidos y de Azerbaiyán, respectivamente: nuestros socios de la "troika" en el Mapa del Camino hacia la Misión
1.5 ºC. En 2023, bajo el liderazgo de los Emiratos Árabes Unidos en Dubái, adoptamos el Consenso de los EAU, que incluyó avances en el fondo de pérdidas y daños, siguiendo el liderazgo egipcio de la COP27, y la conclusión del primer Balance Global del Acuerdo de París (GST, por sus siglas en inglés). Sin precedentes, el GST lanzó un llamado global a los esfuerzos para interrumpir y revertir la deforestación y la degradación forestal para 2030 y acelerar la transición energética global, incluso triplicando la capacidad de energía renovable global, duplicando la tasa media anual de mejora en eficiencia energética y alejándose gradualmente de los combustibles fósiles en los sistemas de energía, de manera justa, ordenada y equitativa.
Basado en la equidad y la ciencia, el GST es unánimemente la referencia que informa a la cooperación internacional y a las partes para mejorar sus acciones y apoyo. El GST es nuestra guía hacia la Misión 1.5 ºC, como nuestro proyecto colectivo para implementar la visión de la Convención y del Acuerdo de París, la visión de fortalecer la respuesta global a la amenaza del cambio climático, en el contexto del desarrollo sostenible y los esfuerzos para erradicar la pobreza.
Con la COP28 como punto de partida y, posteriormente, bajo el liderazgo azerbaiyano de la COP29, concluimos en 2024 el "Libro de Reglas" de París, finalizando así las reglas del Artículo 6. Además, adoptamos el "Pacto de Unidad Climática de Bakú", que incluye decisiones fundamentales sobre el nuevo objetivo colectivo cuantificado de la financiación climática (NCQG, por su sigla en inglés). La presidencia de la COP30 espera trabajar con la presidencia de la COP29 en el liderazgo del "Mapa del Camino de Bakú a Belém para 1,3T" con el fin de aumentar la financiación climática para países en desarrollo. Juntos, elaboraremos un informe que resuma nuestro trabajo hasta la COP30. El "Mapa del Camino de Bakú a Belém para 1,3T" debe servir como punto de apoyo para apalancar la financiación hacia trayectorias de bajo carbono y resiliencia climática en los países en desarrollo. Cabe recordar que las advertencias del IPCC sobre la urgencia de la acción contra el cambio climático se centran en hallazgos que indican que la financiación, la tecnología y la cooperación internacional son facilitadores esenciales para acelerar la acción climática. Los expertos son claros: nos quedan solo unos años. Para lograr los objetivos climáticos, la financiación para la adaptación y la mitigación deberá incrementarse exponencialmente.
El cambio climático representa uno de los mayores desafíos de nuestro tiempo y su enfrentamiento debe liderarse mediante el progreso hacia el desarrollo sostenible y la movilización de todos los recursos de la humanidad para combatir las desigualdades estructurales tanto dentro de los países como entre ellos, abriendo camino hacia transiciones justas y sociedades con bajo carbono y resilientes al clima. Aunque esto pueda sonar idealista, la realidad es que hay suficiente capital global para cerrar la brecha de la inversión global, aunque existan barreras que impiden asignarlo hacia la acción por el clima. Los gobiernos, mediante la financiación pública y señales claras para los inversores, son fundamentales para reducir estas barreras. Necesitamos utilizar de la mejor manera posible la arquitectura financiera multilateral, eliminar las barreras y resolver los obstáculos que enfrentan los países en desarrollo en la financiación de la acción por el clima, incluyendo los elevados costos de capital, el espacio fiscal limitado, los niveles de deuda insostenibles, los elevados costos de transacción y las condicionalidades para acceder a la financiación climática. Es crucial avanzar en la integración del clima en las inversiones y la financiación.
Al liderar la "Hoja de ruta de Baku a Belem hacia 1.3T", junto con la presidencia de la COP29 y en consulta con las partes, la presidencia de la COP30 reitera el llamado a todos los agentes para que trabajen juntos y faciliten el aumento de la financiación para la acción climática en los países en desarrollo, utilizando todas las fuentes públicas y privadas, por al menos USD 1.3 billones por año hasta 2035. Es el momento de que los Bancos Multilaterales de Desarrollo (BMD) y las Instituciones Financieras Internacionales (IFI) evolucionen hacia entidades más grandes, mejores y más eficaces que respalden estructuralmente una acción climática más ambiciosa.
Navegando hacia adelante: guiados por la Cruz del Sur
Al entrar en 2025, pasamos de la COP29 a la COP30 no solo con un Libro de Reglas completo para el Acuerdo de París, sino también con su ciclo de políticas en pleno desarrollo, inclusive en términos de NDC y de una estructura de transparencia mejorada (ETF). Tenemos cuestiones pendientes que resolver en la COP30, principalmente el Diálogo de los Emiratos Árabes Unidos sobre la implementación de los resultados del GST y el programa de trabajo de transición justa (JTWP). El GST es un legado invaluable que nos une. Todos debemos seguir suscribiéndolo como la referencia definitiva para la implementación en el cambio climático. Las transiciones justas son fundamentales para apalancar la acción climática hacia el desarrollo sostenible y abordar las desigualdades estructurales entre los países y dentro de ellos, incluso en términos de género, raza y etnicidad.
En las COP anteriores, celebradas en el Hemisferio Norte, navegamos guiados por la "Estrella del Norte". A medida que la COP30 se traslada al Hemisferio Sur, miramos al cielo y encontramos las cinco estrellas de la "Cruz del Sur" como nuestra brújula para lograr inflexiones decisivas en todos los cinco pilares de la UNFCCC: mitigación, adaptación, financiación, tecnología y capacitación. Las partes reconocieron en Bakú que debemos redoblar los esfuerzos para apoyar transiciones justas en todos los sectores y áreas temáticas, así como esfuerzos transversales, incluyendo la transparencia, la preparación, la capacitación y el desarrollo y transferencia de tecnología. A medida que los países preparan y comunican sus próximas NDC y los Informes Bienales de Transparencia (BTR), necesitamos desarrollar la capacidad de las partes que son países en desarrollo para hacer la transición de un enfoque de informes ad hoc a procesos sistemáticos e institucionalizados, liderados por gobiernos, para preparar y enviar informes nacionales en el marco de la ETF. El taller mandatado que se realizará en la 62.ª sesión del Órgano Subsidiario de Implementación (SBI62), en junio de 2025, facilitará el intercambio de experiencias de los países en desarrollo en la preparación de sus primeros BTR. La SBI62 también será fundamental para la elaboración del programa de implementación de tecnología y para la revisión del Centro de Tecnología Climática. Se espera que las Partes acuerden un programa de aplicación tecnológica en la COP30 para fortalecer el Mecanismo Tecnológico de la UNFCCC y apoyar la aplicación de las prioridades tecnológicas identificadas por los países en desarrollo.
En 2025, daremos continuidad y fortaleceremos el diálogo de Sharm el-Sheij sobre el alcance del Artículo 2, párrafo 1(c) del Acuerdo de París. El Comité de París sobre Capacitación (PCCB) desarrollará un plan de trabajo, mientras que su enfoque para el año se basa en la capacitación para la elaboración de estrategias de inversión holísticas, proyectos financiables y la participación de las partes interesadas para fortalecer la implementación de NDC y Planes Nacionales de Adaptación (NAP) en los países en desarrollo. La SBI62 también comenzará a desarrollar un nuevo plan de acción de género, teniendo en cuenta la revisión del programa de trabajo mejorado de Lima. Brasil tiene el honor de aprovechar los legados de las presidencias latinoamericanas anteriores de la COP con el objetivo de avanzar la agenda sobre género y clima en la COP30.
En la COP30, también tenemos la oportunidad única de ampliar los legados invaluables de los liderazgos de la COP26 británica y la COP27 egipcia, incluso en el ámbito del programa de trabajo de Sharm al-Shaij para la ambición y la implementación en mitigación (MWP). En lugar de desconfianza en negociaciones polarizadas, el MWP tiene la vocación de convertirse en una plataforma para avances y construcción de confianza a través de la acción y la cooperación para aprovechar oportunidades, superar barreras y explorar soluciones prácticas.
Debemos traer el espíritu de "mutirão" (esfuerzo conjunto) al programa de trabajo para la ambición y la implementación en mitigación. En Bakú, se llevaron a cabo debates sobre la creación de una plataforma digital para facilitar la implementación de acciones de mitigación, mejorando la colaboración entre gobiernos, financiadores y otras partes interesadas en el desarrollo de proyectos que puedan recibir inversiones de forma nacionalmente determinada y coordinada. Esta plataforma digital puede servir como un punto de apoyo para palancas poderosas en la implementación climática, con velocidad y escala.
A medida que enfrentamos y nos recuperamos de fenómenos climáticos extremos en todo el mundo, debemos asegurarnos de que 2025 sea igualmente un marco para la adaptación climática y la entrega de NAP. Gobiernos, empresas, partes interesadas subnacionales, instituciones financieras y universidades deben poner la adaptación al mismo nivel de compromiso y centralidad que la mitigación. La adaptación ya no es una elección, ni compite con la mitigación. Con base en el progreso del objetivo global de adaptación (GGA) en la COP28 y COP29, debemos cumplir con nuestro mandato legal sobre indicadores en el programa de trabajo Emiratos Árabes Unidos-Belém.
El avance del "Mapa del Camino de Bakú hacia la Adaptación" y el diálogo de alto nivel de Bakú sobre adaptación serán esenciales, junto con el progreso en el trabajo de la red de Santiago y el Mecanismo Internacional de Varsovia. El realismo climático exige que la adaptación esté en la vanguardia y en el centro de todo lo que hacemos como gobiernos, sector privado, miembros de la sociedad civil e individuos. Una gran inflexión sobre la adaptación en la COP30 será la puerta de entrada para alinear nuestro proceso multilateral con la realidad cotidiana de las personas: la adaptación climática es el vehículo para el cuidado y la reparación hacia la transformación colectiva.
Cuanto más omnipresente se hace nuestra lucha contra el cambio climático, más necesitamos incorporar sinergias entre clima, biodiversidad, desertificación y nuestros Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). La Cumbre de la Tierra de 1992 fue el inicio de las Convenciones de Río, la Declaración de Río y de la Agenda 21. Veinte años después, nuestros líderes se reunieron nuevamente en Río, en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Desarrollo Sostenible de 2012 (Rio+20), en torno a "El Futuro que Queremos", que culminó en los ODS en 2015, el mismo año en que adoptamos el Acuerdo de París.
De vuelta a Brasil – y ahora en la Amazonia – estas agendas necesitan ser integradas mediante una fuerte participación pública. Es urgente que abordemos, de forma integral y sinérgica, las crisis globales interconectadas del cambio climático y la pérdida de biodiversidad en el contexto más amplio de la consecución de los ODS. Al hacerlo, debemos seguir reconociendo y ampliando el papel y las contribuciones de los pueblos indígenas y las comunidades locales en la gestión de la naturaleza y el liderazgo climático, al mismo tiempo que reconocemos los efectos desproporcionados que sufren a causa del cambio climático.
Una nueva era: honrando nuestra palabra
A medida que las negociaciones de la COP21 se concluyen, debemos centrar nuestros esfuerzos hacia la acción y la implementación. Las palabras y los textos deben traducirse en prácticas y transformaciones reales en su operacionalización. La credibilidad y la fortaleza del régimen dependen de ello. La COP30 debe marcar el momento en que hacemos la transición a la fase "post-negociación" de la UNFCCC. Debemos intensificar la consideración de enfoques e iniciativas para "aumentar la eficiencia del proceso de la UNFCCC en el sentido de incrementar la ambición y la implementación".
Con la urgencia del cambio climático, la complejidad de nuestra tarea por delante es fortalecer la gobernanza climática y ofrecer agilidad, preparación y anticipación tanto en la toma de decisiones como en la implementación. Para canalizar la sabiduría colectiva, la presidencia de la COP30 invitará a todas las presidencias de la COP21 a la COP29 para formar un "Círculo de Presidencias" para asesoramiento sobre el proceso político y la implementación en el cambio climático. Además, invitaremos a las actuales presidencias de la COP de la Convención de las Naciones Unidas sobre la Diversidad Biológica (CBD) y de la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (UNCCD). El "Círculo de Presidencias" ayudará a garantizar que la COP30 honre y sintetice los legados de las COP anteriores, al tiempo que reflexiona sobre la agenda en curso y el futuro de nuestro proceso y de la gobernanza climática global. En sinergia con las agendas globales de desarrollo sostenible, biodiversidad y desertificación, el Círculo puede apalancar redes y articular recursos, procesos, mecanismos y partes interesadas dentro y fuera de la UNFCCC, para hacer la diferencia a nivel local alineándose con la Convención y el Acuerdo de París. También invitaremos a líderes de los pueblos indígenas para formar un "Círculo de Liderazgo Indígena" con el fin de aumentar su representación y garantizar que los conocimientos y la sabiduría tradicionales estén integrados en la inteligencia colectiva global.
La presidencia de la COP30 seguirá comprometida y contando con la "troika" de la Misión 1.5 para mejorar significativamente la cooperación internacional y el ambiente internacional propicio para estimular la ambición, la acción y la implementación en esta crítica década y mantener el 1.5 °C a nuestro alcance. La presidencia de la COP30 trabajará estrechamente con el secretario general de la ONU para aumentar la conciencia sobre el clima y el impulso político en torno a las NDC, para promover la integridad de la información sobre cambio climático y para fomentar la movilización pública, incluso en el contexto de la asociación entre el secretario general Guterres y el presidente Lula.
La presidencia de la COP30 también hará un Balance Mundial (GES) para escuchar a un grupo geográficamente diverso de pensadores, científicos, políticos, líderes religiosos, artistas, filósofos y pueblos y comunidades tradicionales, entre otros, sobre compromisos y prácticas éticas para abordar el cambio climático en todos los niveles. Como advirtió el filósofo francés Rabelais en el siglo XVI: "science sans conscience n'est que ruine de l'âme" ("la ciencia sin conciencia es la ruina del alma").
Por último, la nueva presidencia de la COP se dedicará en los próximos meses a una serie de otras iniciativas colectivas que tengan como objetivo impactos positivos duraderos. Además del progreso esperado en las áreas mencionadas, haremos otros anuncios en las próximas semanas y meses, buscando traer a la Agenda de Acción una nueva dinámica que se centre en cuestiones fundamentales para la implementación completa del GST y de las NDC.
Cuando la COP llegue a la Amazonia, los bosques serán, naturalmente, un tema central. Basándose en los resultados de la Cumbre Amazónica de 2023, la iniciativa "Unidos por nuestros Bosques" estimulará el debate sobre el papel de los bosques en la lucha contra el cambio climático. Los temas que recibirán especial atención serán la energía, ciudades, tecnología e innovación, entre otros.
La presidencia de la COP30 reunirá a negociadores, gobiernos, sociedad civil, sector privado y otras partes interesadas para comprometerse en un ejercicio sobre cómo traducir los 10 años de París en logros tangibles y en incentivos para seguir actuando y fortaleciendo el régimen multilateral. Asimismo, un grupo de enviados especiales estará involucrado con agentes clave para integrar diferentes soluciones y dimensiones del desafío climático que siguen siendo abordadas de manera fragmentada. En 2026, la presidencia brasileña dará continuidad a estos esfuerzos en coordinación con la futura presidencia de la COP31.
En lugar de representar un evento aislado, la COP30 debe responder a la crisis climática desencadenando un "movimiento de movimientos", un movimiento global de movimientos locales, multisectoriales y de múltiples partes interesadas. La integración de los movimientos en un movimiento global tendrá como objetivo incorporar en los preparativos de la COP30 los principios de la ciencia de la complejidad: juntos, podemos hacer que el conjunto de nuestros esfuerzos "emerja" como algo más que la mera suma de sus partes. Y más importante aún, este movimiento global será capaz de recuperar nuestro sentido de destino compartido.
Construyendo el mañana, haciendo historia hoy
La COP30 marcará la mitad de la década crítica de la humanidad en la lucha contra el cambio climático como nuestro enemigo común. Ahora es el momento de dejar atrás la inercia, el individualismo y la irresponsabilidad para abrazar las mejores versiones de nosotros mismos a través de la creatividad, la solidaridad y la perseverancia. Los países, las empresas y los individuos que se anticipen a los cambios radicales que están por venir serán aquellos que prosperarán, creando resiliencia y aprovechando las oportunidades de compromiso, innovación y adaptación.
Estamos viviendo un momento histórico. Los riesgos sistémicos relacionados al clima ya están dando señales progresivas. Los choques climáticos pueden no llegar lentamente, sino que pueden surgir abruptamente, en cambios irreversibles.
En nuestra lucha contra el cambio climático – la lucha del siglo – todos los agentes y todos los productos y servicios estarán bajo escrutinio en todas partes, ahora y en el futuro. Aquellos que se nieguen a reflexionar sobre un pensamiento a medio y largo plazo, políticas orientadas al futuro y un compromiso activamente pueden sucumbir a los riesgos relacionados con el clima, ya sean de reputación, transitorios, legales o físicos, para los cuales el FSB ha advertido. Aquellos que se comprometan genuinamente a vencer la lucha climática tendrán el potencial de emerger en el liderazgo en una era dorada de renovación, regeneración y cooperación global.
La presidencia de la COP30 está decidida a servir como una plataforma de organización y movilización colectiva, un vehículo en un "mutirão" (esfuerzo colectivo) global contra el cambio climático. Vamos a mover las palancas juntos. Vamos a mover el mundo.
André Aranha Corrêa do Lago
Presidente designado de la COP30
Versión en español: Trad. Kaique Ortiz
Revisión editorial y edición: Enrique Villamil