Marcele Oliveira: “El mutirão por el clima es un cambio de mentalidad”
La joven campeona climática de la COP30 participará en las negociaciones internacionales sobre el clima representando a la juventud y la sociedad civil

La joven campeona climática de la COP30, Marcele Oliveira, considera que la propuesta de mutirão (esfuerzo conjunto) por el clima representa un cambio de mentalidad y de la forma en que la sociedad se relaciona con el medio ambiente. En una entrevista exclusiva para la página oficial de la COP30, la activista explicó cómo actuará para representar a la juventud en las negociaciones internacionales sobre el clima.
Marcele Oliveira fue seleccionada entre 154 jóvenes que se postularon a la Convocatoria Pública del Gobierno federal para el rol de Joven Campeón Climático. Esta figura fue creada durante la COP28 para ampliar la representación juvenil en las políticas climáticas y amplificar sus voces dentro de las presidencias de la COP y de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (UNFCCC, por sus siglas en inglés).
Productora cultural, egresada de la Universidad Federal Fluminense, Marcele investiga la intersección entre prácticas culturales y la lucha contra los efectos del cambio climático en las periferias, con enfoque en adaptación y educación climática. También forma parte del programa Jóvenes Negociadores por el Clima y ha participado en las Conferencias del Clima desde la COP27, en Egipto, a través de la Coalición “El Clima es de Cambio” y del Perifalab.
Vea a continuación la entrevista completa con la joven campeona climática de la COP30.
¿Qué significa ser la joven campeona climática?
Este papel de joven campeona climática fue una articulación de las juventudes globales que buscaban incidir en la agenda de niñas, niños, adolescentes y sus familias, considerando no solo en la estructura de las negociaciones y los temas prioritarios —transición, adaptación, financiación, pérdidas y daños— sino también la propia estructura de la COP.
Es un puesto que dialoga con el Constituency de Niñas, Niños y Adolescentes, conocida como YOUNGO (por sus siglas en inglés), y también con la sociedad civil, para que las juventudes comprendan que estamos hablando de nuestro futuro. Entiendo que la COP30 es un proceso que va más allá de sus fechas. Es una propuesta para que este espacio no comience ni termine el día de su inauguración o clausura, sino que se extienda hacia una acción climática continua y una presión constante.
¿Cuál es la importancia de que una persona con tu trayectoria asuma este cargo?
Marcele Oliveira: Soy una mujer negra, periférica, investigadora de cultura y clima, y en los últimos cinco años el activismo climático floreció en mí, a partir de mi actuación cultural y del racismo medioambiental que existía en mi territorio. Comprendí que este es un papel que convoca ideas y que no podemos permitir que la burocracia frene nuestra creatividad, ni apague nuestras ganas de soñar y seguir imaginando una sociedad diferente.
La COP es un proceso, no es ni el punto final ni la meta. Es un protocolo muy importante creado para que los países puedan dialogar sobre el cambio climático. Pero hace falta ejercer presión, hace falta mucha gente, hace falta realmente un mutirão (esfuerzo conjunto) para que las negociaciones avancen
Creo que la figura de una mujer negra en Brasil tiene un gran peso, pero no se trata solo de mí, de Marcele. Se trata de esta idea de construir junto con nuestra diversidad de biomas, con un equipo calificado, con la presidencia de la COP30 y con todas las personas que se comprometan con la propuesta de un mutirão (esfuerzo conjunto) por el clima.
La COP es un proceso, no es ni el punto final ni la meta. Es un protocolo muy importante creado para que los países puedan dialogar sobre el cambio climático. Pero hace falta ejercer presión, hace falta mucha gente, hace falta realmente un mutirão (esfuerzo conjunto) para que las negociaciones avancen y para que este tema sea tratado con la seriedad que merece. Solo así combatimos la desinformación climática y fortalecemos la educación ambiental, especialmente en las periferias, que son las más impactadas por el cambio climático.

¿Y cómo se sienten esos impactos del cambio climático en la vida cotidiana, especialmente en las áreas periféricas?
Marcele Oliveira: Vengo de un territorio en Realengo, en la zona oeste de Río de Janeiro, donde tuvimos una lucha histórica por la implementación de un parque verde que hoy no es solo un parque, sino una política pública de parques urbanos y ecológicos en las periferias de la ciudad. Entonces, cuando hablamos de periferia, este tema se vincula profundamente con la existencia de personas que hoy enfrentan grandes dificultades para imaginar el futuro.
Cuando hablamos de futuro, parece algo lejano. La crisis climática se percibe como un tema del mañana, pero ya es un asunto del presente desde hace tiempo: en las inundaciones, en las olas de calor. Lo que ocurrió, por ejemplo, en Rio Grande do Sul pareció una sorpresa para muchos, pero la ciencia ya lo había anticipado.
Lo que falta es acción, es un plan de adaptación. Y que los niveles municipal, estatal y federal se sientan impulsados a actuar ahora, porque si no lo hacemos, las consecuencias del cambio climático afectarán cada vez más a todas las personas, pero principalmente a las más vulnerables. Por eso, la posición de las juventudes en este debate también es de exigencia: que cuando se hable de nosotros, estemos presentes.
La presidencia de la COP30 quiere invitar a la comunidad internacional a un “mutirão” para enfrentar la crisis climática. ¿Cómo crees que debe hacerse esta convocatoria, especialmente para los jóvenes?
Marcele Oliveira: El mutirão (esfuerzo conjunto) global contra el cambio climático no es una acción exclusiva del gobierno, ni se limita a la COP, es una transformación en la manera de pensar y de relacionarnos con nuestros biomas, con el medio ambiente y con las políticas públicas existentes —o ausentes— cuando se trata de la naturaleza.
Considerando que la UNICEF afirma que la juventud vive expuesta a más de un riesgo climático en su vida cotidiana, me resulta difícil pensar este tema como algo ajeno a la realidad. Sentimos las olas de calor, lidiamos con las consecuencias de las inundaciones, con la inseguridad alimentaria, con la degradación ambiental que se manifiesta en incendios y en la contaminación de los ríos. No es algo nuevo. Y cuando lo abordamos desde lo cotidiano de las personas, logramos que se involucren más y se acerquen al proceso formal que representa la COP.
Así, una COP30 que se celebra en Brasil, en la Amazonia, en América Latina, es una COP con múltiples alcances más allá de la negociación. También hablamos de la presión de todas aquellas personas que no estarán en la ciudad de Belém, ni en el estado de Pará, ni siquiera en Brasil, pero que apoyarán nuestra idea de un mutirão (esfuerzo conjunto) que se realiza en la medida en que cada uno puede contribuir: con poesía, batallas de rap, proyectos de ley, tecnología… No se trata de imponer qué hacer, sino de escuchar lo que ya se viene haciendo y aprender de ese proceso.
El mutirão (esfuerzo conjunto) global contra el cambio climático no es una acción exclusiva del gobierno, ni se limita a la COP, es una transformación en la manera de pensar y de relacionarnos con nuestros biomas, con el medio ambiente y con las políticas públicas existentes —o ausentes— cuando se trata de la naturaleza
¿Y cuál crees que es el mayor desafío de la COP30?

Marcele Oliveira: La forma en que se han construido las COP hasta ahora, especialmente en los últimos tres años, en los que participé presencialmente, evidencia una desconexión con el medio ambiente y con las agendas prioritarias de la comunidad, de la sociedad y de quienes están comprometidos con la acción climática.
Creo que tenemos el deber de observar este gran evento que se llevará a cabo en nuestro país con una mirada más sensible. Es una COP que se realiza en la Amazonia, en Brasil, en América Latina, y estos tres elementos son esenciales, ya que representan territorios profundamente afectados por decisiones que no tomamos nosotros. Cuando hablamos de priorizar al Sur Global en los debates, de la importancia de las voces de las juventudes, de niñas, niños, adolescentes y sus familias, y de este mutirão de esfuerzos, hablamos de un desafío que ya está planteado y que aún necesita ser enfrentado.
Por eso, nuestra postura es encarar ese desafío de frente. Creo que la COP30 tendrá éxito no porque se celebre en un lugar especial, sino porque la presidencia de Brasil en la COP puede —y va a— hacer las cosas de forma diferente. Porque el mañana ya está aquí, tocando nuestra puerta. El futuro debe ser afrontado con responsabilidad, y yo estoy completamente dispuesta a defenderlo siempre. Defender mi futuro y el de quienes aún están por venir, de los niños y niñas que observan la crisis climática sin haber tenido siquiera el derecho de opinar al respecto, de las comunidades periféricas que viven en lugares donde no hay ni un solo árbol. La COP30 también representa un cambio de mentalidad, un cambio en la forma de ver el mundo.