En la COP30, el Curupira fortalece el vínculo entre la identidad brasileña y la naturaleza
El personaje del folclore nacional, considerado el “guardián de los bosques y los animales”, forma parte de la identidad visual de la conferencia bajo la presidencia de Brasil. En una carta dirigida a la comunidad internacional, el embajador y presidente de la COP30, André Corrêa do Lago, destaca que los bosques son un “tema central” en el debate sobre el cambio climático

Por Mayara Souto / COP30
Con cabello de fuego, pies al revés y cuerpo de niño, el Curupira es el personaje del folclore brasileño conocido como el guardián de los bosques y de los animales. Elegido como símbolo de la identidad visual de la COP30 (Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático), representa el compromiso de la presidencia brasileña con la implementación de acciones efectivas para reducir las emisiones de gases que provocan el calentamiento global.
Januária Silva, autora del libro “O Curupira e outros seres fantásticos do folclore brasileiro” (El Curupira y otros seres fantásticos del folclore brasileño, en traducción literal), explica que esta figura mítica tiene “una conexión muy fuerte con la naturaleza”. “Nuestra tradición oral es muy rica en personajes vinculados a la naturaleza. El Curupira, en particular, es un ser fantástico, mágico y defensor del bosque. Es protector de la selva y de la fauna. Ahora bien, tiene sus propios métodos: es travieso, hace bromas, gasta trucos, porque su gran propósito es salvar y preservar los bosques. Hace todo lo posible para que la naturaleza no sea violada”, señala la escritora.
La primera referencia al Curupira en la historia brasileña fue hecha por el padre José de Anchieta en 1560, en una carta escrita en São Vicente, en el litoral de São Paulo. El jesuita llegó a Brasil para introducir el catolicismo en la cultura indígena, y para ello componía poesías y obras teatrales. En uno de esos textos, describió que los pueblos indígenas temían mucho a esta figura y le hacían ofrendas para no ser atacados. El nombre proviene del tupí-guaraní: “curumim” significa niño, y “pira” significa cuerpo.
Desde Belém, en el estado de Pará, donde se celebrará la COP30 del 10 al 21 de noviembre, el investigador Paulo Maués, autor del libro “Historias del Curupira”, afirma que la leyenda aún está muy presente en la región amazónica, impactando directamente la relación de la población con el medio ambiente.
“El conocimiento sobre las leyendas brasileñas, y en particular las amazónicas, está relacionado con temas de preservación de la naturaleza. Personajes como el Curupira, el Boto o Iara son verdaderos agentes de conciencia ecológica y educación medioambiental. Se percibe, por ejemplo, una norma ética de conducta en el habitante común de la Amazonia, heredada de los pueblos originarios, así como una relación de pertenencia y respeto hacia el medio ambiente”, explica el profesor de literatura.
Función educativa
La elección del Curupira como parte de la identidad visual de la COP30 también cumple una función pedagógica, atrayendo a las nuevas generaciones hacia la comprensión de la importancia de la preservación medioambiental.
“Todas las manifestaciones de la tradición popular pueden y deben ser utilizadas como base para reflexionar sobre las cuestiones climáticas que afectan a la humanidad. En tiempos de catástrofes climáticas, traer la figura simbólica del Curupira, especialmente para el público infantil y juvenil, es una forma lúdica de valorar y difundir las narrativas poéticas, orales e imaginativas de nuestros pueblos. Es una forma de resistencia cultural frente a la destrucción del patrimonio medioambiental y de la cultura inmaterial amazónica brasileña”, comenta Elaine Oliveira, profesora de la Universidad de la Amazonia (UNAMA) y experto en políticas públicas para la cultura.
La escritora Januária Silva, autora de la obra infantil sobre el Curupira, también cree en el potencial educativo de esta leyenda. “Lo considero fundamental, sobre todo pensando en la educación de las futuras generaciones. Está en sus manos detener el absurdo que estamos presenciando con respecto al cambio climático. Es necesario rescatar nuestras tradiciones para fortalecer nuestra identidad. Es muy importante que la COP se realice en Brasil, y creo que el Curupira fue muy bien elegido: representa la lucha por la naturaleza, junto a nosotros”, comenta.
Protección de los bosques
En carta dirigida a la comunidad internacional, el presidente de la COP30, André Corrêa do Lago, afirma que los bosques serán un “tema central” en los debates del mayor foro medioambiental del planeta.
“Cuando nos reunamos en la Amazonia brasileña en noviembre, debemos escuchar atentamente a la ciencia más avanzada y reevaluar el papel extraordinario que ya desempeñan los bosques y las personas que los protegen y de ellos dependen. Los bosques pueden darnos tiempo en la acción climática, en una ventana de oportunidad que se está cerrando rápidamente. Si revertimos la deforestación y recuperamos lo que se ha perdido, podremos activar una eliminación masiva de gases de efecto invernadero de la atmósfera, al mismo tiempo que restauramos la vida de los ecosistemas”, escribe el embajador.
Corrêa do Lago también incorpora los saberes de los pueblos originarios a la estrategia de mitigación del cambio climático. “La cultura brasileña heredó de los pueblos indígenas el concepto de “mutirão” (motirõ, en tupí-guaraní), que se refiere a una comunidad que se une para trabajar en una tarea compartida, ya sea cosechar, construir o apoyarse mutuamente. Al compartir esta invaluable sabiduría ancestral y tecnología social, la presidencia de la COP30 invita a la comunidad internacional a unirse a Brasil en un “mutirão global” contra el cambio climático: un esfuerzo conjunto entre los pueblos por el progreso de la humanidad”, señaló.
La COP de Brasil
La COP30 marca los diez años del Acuerdo de París, que estableció metas nacionales e internacionales para limitar el calentamiento del planeta a 1,5 °C. En la COP29, celebrada en Bakú, Azerbaiyán, los 193 países que integran la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (UNFCCC, por sus siglas en inglés) revisaron y presentaron sus Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC, por sus siglas en inglés).
Como país anfitrión en 2025, Brasil está comprometido con el fortalecimiento del multilateralismo y con la construcción de consensos sobre las metas globales de reducción de emisiones que impulsan el calentamiento global.
Versión en español: Trad. Kaique Ortiz.
Revisión: Enrique Villamil.