0.6 °C menos de temperatura: Brasil defiende estrategias para combatir contaminantes de corta duración
Reducir gases como el metano y el carbono negro puede evitar un calentamiento de 0.6 °C y salvar millones de vidas. El debate tuvo lugar en un evento paralelo a la Conferencia sobre Clima y Aire Limpio, que se llevó a cabo en Brasilia esta semana.

Por Inez Mustafa | inez.mustafa@presidencia.gov.br
El dióxido de carbono (CO₂) es el principal impulsor del cambio climático, según datos de la iniciativa Coalición para el Clima y el Aire Limpio; sin embargo, otros contaminantes también deben estar en el centro de los debates, como los Contaminantes Climáticos de Corta Duración (SLCP, por sus siglas en inglés), afirma Mauro Vieira, ministro de Relaciones Exteriores de Brasil. “Estos gases son responsables de aproximadamente el 45 % de las contribuciones actuales al calentamiento global”, explica el ministro.
A diferencia de los gases de larga duración, como el CO₂, que pueden permanecer en la atmósfera durante siglos, los SLCP tienen una vida corta, como el metano, cuya duración varía de días a algunos años. Además, estos gases afectan directamente la salud humana, provocando problemas respiratorios y cardiovasculares, según información de la coalición. Por ello, es fundamental el trabajo colectivo para mitigar estos gases y “evitar una crisis civilizatoria”, advierte Marina Silva, ministra de Medio Ambiente y Cambio Climático de Brasil.
Reducción de los gases de corta duración
Según el canciller brasileño, reducir los SLCP significa evitar un calentamiento global de 0.6 °C. El director ejecutivo del fondo Aire Limpio, Sean Maguire, reiteró que disminuir sus emisiones es una de las formas más rápidas de desacelerar el cambio climático, ya que, mediante acciones decisivas, es posible obtener resultados medibles en años, no en décadas.
De acuerdo con el análisis de la Coalición para el Clima y el Aire Limpio, las acciones globales tomadas ahora generarán beneficios hasta 2050. Los niveles de aumento del mar se reducirían hasta en un 20%, además de proteger los casquetes polares. En términos de salud, se evitarían 2,4 millones de muertes prematuras y se reduciría la exposición a la contaminación del aire y al calor extremo. En cuanto a la seguridad alimentaria, la disminución de los gases de corta duración evitaría la pérdida de 52 millones de toneladas de cultivos, mejoraría la productividad agrícola y ahorraría USD 33 millones al año, según un estudio de esta iniciativa.
Combatir los SLCP es una de las maneras más directas de maximizar los beneficios combinados de la acción climática y la salud pública, especialmente para los más vulnerables, como niñas, niños y ancianos, añade el director ejecutivo. “Estos contaminantes no solo son una causa del cambio climático, sino que también generan contaminación atmosférica mortal, calor extremo e incendios forestales más frecuentes, afectando la salud humana”, declaró Maguire.
El papel de los Estados
En Brasil, la reducción de estos gases está en el centro de las políticas públicas. A través del Plan ABC (Agricultura de Bajo Carbono), el país promueve prácticas agrícolas sostenibles, como la recuperación de pastizales degradados, la integración cultivo-ganadería-bosque y el tratamiento de desechos animales. Estas prácticas reducen las emisiones de metano provenientes de la ganadería. Brasil también ratificó la Enmienda de Kigali, en el Protocolo de Montreal, que busca reducir el uso de hidrofluorocarburos, gases utilizados en refrigeración y aire acondicionado con alto potencial de contribuir al calentamiento global.
La Unión Europea (UE), uno de los principales socios estratégicos y comerciales de Brasil, estableció el plan “Objetivo 55”, con metas ambiciosas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, incluidos los SLCP, en un 55 % para 2030. Dentro de este plan, se incluye la estrategia de la UE para el metano, con medidas para detectar y reparar fugas de metano en infraestructuras de gas y petróleo, así como mejorar la gestión de vertederos y la captura de biogás para la producción de energía.
Además de las agendas internas, “es necesario encontrar formas de integrar los esfuerzos de las agendas climáticas con las de finanzas y desarrollo, garantizando que estos esfuerzos sigan siendo una prioridad, incluso en los momentos más inciertos”, afirma Maguire.
“La COP30 marca un punto de inflexión en el régimen climático global, pasando de una fase de negociación a una fase de implementación”, concluyó Mauro Vieira.
Conferencia sobre el Clima y el Aire Limpio
En 2024, Brasil es copresidente de la Conferencia sobre el Clima y el Aire Limpio, que se celebró esta semana en Brasilia. Marina Silva, ministra de Medio Ambiente; Mauro Vieira, ministro de Relaciones Exteriores; Sean Maguire, director ejecutivo del fondo Clean Air; y Martina Otto, secretaria de la Coalición para el Clima y el Aire Limpio, participaron en los diálogos del primer día de la conferencia.
Los asistentes fomentaron debates sobre poderosos contaminantes climáticos de corta duración, como el metano, el carbono negro, los hidrofluorocarburos (HFC) y el ozono troposférico. Para Vieira, “las acciones de esta iniciativa reflejan el compromiso con la transición sostenible, la cooperación a través del multilateralismo y la implementación de soluciones innovadoras para reducir estos gases”.
Versión en español: Trad. Kaique Ortiz.
Revisión: Enrique Villamil
